Vida

Oh Dios, ¡cuánta miseria!

Al oído de la esposa del Presidente, Rosita Leal de Pérez.

Rina Montalvo

Rina Montalvo

Este es un caso donde la miseria llega a lo inhumano. Es el drama de una familia guatemalteca que impacta hasta que duele. Escrito sin frases rebuscadas, por una madre del pueblo que representa la más cruda realidad de la miseria humana. Vidas que tocan muy fuerte la conciencia social y los corazones más duros y fríos.

Este caso lo comparto hoy con los lectores: “El motivo de mi carta es solicitar ayuda para mis tres hijas que son especiales. Una de ellas sufre retraso mental, la segunda hija padece microcefalia, tiene problemas en el corazón y es neurótica, y la tercera tiene un retraso sicomotor. Así dicen los médicos. Yo tengo 57 años y me quedé sola con ellas hace 12 años y el padre no me ayuda para nada”.

“Como no tenemos dónde vivir, estamos cuidando un terreno, pero en malas condiciones. Ahora en invierno se nos entra el agua y como el piso es de tierra, mi hija menor, de 15 años, que no camina, se enloda toda. Para comer yo les pido a los vecinos tortillas o pan que les sobra. A veces me cuesta conseguir comida. No tenemos agua, ni luz. Por eso yo pido donde vivir u otra ayuda que me puedan dar. Por favor, yo agradezco todo lo que puedan hacer por mí y por mis hijas. Que Dios les bendiga”.

Y hasta aquí, parte del relato de esta triste realidad. Sé que muchos corazones se han conmovido al leerlo y que les ha nacido el deseo de ayudar a esta familia, con una canasta de comida, con un poco de dinero, con abrigo y consuelo, pero estas nobles ayudas que Dios pone en sus corazones, no van a resolver el problema que lo que pide es una acción duradera.

Pero algo me dice que este caso debe llegar a oídos de la señora Rosita Leal de Pérez, esposa del presidente de la República, a quien nunca le gustó que le llamaran Primera Dama, por su don de modestia y sus principios. Por medio de sus buenos oficios se podría encontrar una solución efectiva al caso de esta familia, sin entrar en rutinas burocráticas que entorpecen toda buena obra. Esperemos que en su actual posición al servicio del pueblo necesitado, hoy se manifieste en el caso de la señora María Antonieta Abarca y de sus hijas Ana Gabriela, de 34 años, María de los Ángeles, de 24 años, y María Victoria, de 15 años.

Esta familia se puede localizar en la siguiente dirección: Lote 60, manzana 21, cantón Los Encuentros, Canalitos, zona 24. Se puede llamar al número de teléfono 5799-0882 para coordinar una entrevista, tan pronto como sea posible. Que Dios toque muchos corazones para acercarse a estos seres indefensos que claman por ayuda en ese infortunio en que viven, sin encontrar salida.

Termino con esta cita del Papa Francisco: “La altura de una sociedad se mide en el trato que se da a los más necesitados, a quienes no tienen más que su pobreza”.

rina.montalvo@gmail.com

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