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Campo magnético de la Tierra se prepara para la inversión

El campo magnético de la Tierra, que nos protege de la peligrosa radiación solar, está perdiendo gradualmente su estabilidad, advierten nuevos estudios.

LONDRES.- De acuerdo con información publicada en el portal de la cadena noticiosa BBC, es posible suponer que las brújulas siempre apuntarán hacia el norte, pero en realidad los polos magnéticos han intercambiado sus posiciones muchas veces a lo largo de la existencia del planeta.


Según la información disponible, el campo magnético tiene tanto un polo norte como un polo sur, estos no son estáticos y sus variaciones han causado que los polos migren a razón de hasta 16 kilómetros por año. Sin embargo, el campo nunca está en un solo sitio, y aproximadamente cada 450 mil años los polos se invierten. Esto quiere decir que el norte magnético queda donde estaba el sur, y viceversa.

De acuerdo la información de la BBC, investigadores de la Universidad de California, EE.UU., han determinado que la última inversión de los polos se produjo hace aproximadamente 786 mil años. Según algunos cálculos, las reversiones magnéticas han ocurrido con una frecuencia de 1 a 5 eventos cada millón de años.

Sin embargo, tanto la Universidad de California, como la Universidad de Columbia, junto con investigadores franceses e italianos, concluyeron  que la última inversión magnética que experimentó el no se prolongó durante miles de años sino que se produjo en menos de un siglo.

No obstante, parece que la Tierra está tardando en hacer su inversión y esto podría ser debido a que el núcleo interior está creciendo cada vez más y está obstruyendo el núcleo externo, lo que forma un campo magnético que no es tan sólido.

Ese proceso, del que se desconocen sus causas exactas y que se creía duraba miles de años, se inicia con un progresivo debilitamiento del campo magnético y culmina con la inversión de los polos.

Dicho debilitamiento, o campo magnético inestable, podrían ser una señal de que una inversión está a punto de ocurrir.

-Las consecuencias –

Los cambios en el magnetismo terrestre podrían tener consecuencias en las infraestructuras eléctricas y también, por ejemplo, en los instrumentos de navegación. Además podría afectar seriamente a los animales, como aves o ballenas que utilizan el campo magnético para orientarse.

Otra preocupación es que si durante el proceso de inversión de los polos el campo magnético se debilitara excesivamente o incluso desapareciera, aunque sólo fuera durante un corto periodo de tiempo, perderíamos nuestra protección contra la radiación del Sol.

Según la información de la cadena noticiosa británica, el campo magnético terrestre es resultado de la interacción de los núcleos interno y externo de nuestro planeta -compuesto el primero por hierro en estado sólido y el segundo por una aleación líquida de hierro y níquel- junto con el movimiento de rotación terrestre.

Lo enterior crea un proceso de dinamo que convierte la Tierra en un enorme imán.

Por razones que no están claras, la intensidad de campo magnético terrestre varía y cada cientos de miles de años, los polos magnéticos se invierten, en un proceso que deja su huella en las rocas.

Cuando, por ejemplo, la lava se enfría, partículas de óxido de metal quedan “congeladas” en la dirección del campo magnético existente, lo que permite que los científicos puedan saber la posición de los polos en un momento determinado examinando y datando muestras de esa lava.

Ahora, estudiando los sedimentos de un antiguo lago expuestos en la cuenca Sulmona de los montes Apeninos, al este de Roma, en Italia, los científicos de la UCB han podido constatar que la última inversión de los polos de nuestro planeta se produjo en menos de 100 años.

Debido a que los sedimentos del lago se depositaron a una velocidad alta y constante durante un período de 10 mil  años, los científicos pudieron datar la inversión magnética en aproximadamente 786 mil años, como se mencionó anteriormente.

Esta fecha es mucho más precisa que la obtenida por estudios anteriores, que situaban la reversión hace entre 770 mil  y 795mil años.

La cuestión, según Paul Reene, profesor de geología en la UCB y unos de los coautores del estudio, es que los científicos saben que no se trata de un ciclo que se dé con regularidad, por lo que “no podemos predecir cuándo sucederá”.