Vida

Los animales también bailan

No solo los humanos son capaces de danzar al compás de la música. Algunas aves, las ballenas, los delfines, los leones marinos, los murciélagos y los elefantes, entre otros, también pueden seguir el ritmo de una melodía.

Ronan, una leona marina a respondido al estímulo para marcar el ritmo y bailar, de los científicos del Laboratorio Long Marine, de California, Estados Unidos.  Foto: C. Reichmuth

Ronan, una leona marina a respondido al estímulo para marcar el ritmo y bailar, de los científicos del Laboratorio Long Marine, de California, Estados Unidos. Foto: C. Reichmuth

MADRID- Los científicos están de acuerdo en que algunos animales son capaces de aprender vocalizaciones y tienen un aparato audiomotor muy sofisticado que les permite percibir el ritmo. “Se sabe que las especies que tienen este talento muestran proyecciones neuronales directas desde la corteza motora primaria hasta la siringe en las aves o la laringe en mamíferos”, declara Hugo Merchant, investigador del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México y autor de un estudio sobre primates y consonancia rítmica.

Otros seres vivos con aptitud para percibir el ritmo musical –además del ser humano–, son las ballenas, los delfines, las focas, los murciélagos y los elefantes, y los chimpancés y leones marinos aunque sean nimales con aparente falta de aprendizaje vocal. Pero existen diferencias claras entre la percepción de la música por parte de los humanos y otros animales.

“El ser humano tiene una capacidad enorme para percibir y generar movimientos rítmicos, con una flexibilidad que no se ha visto en ninguna otra especie. Esta cualidad se ha observado en bebés recién nacidos, por lo que se admite como algo innato”, añade Merchant.

El ritmo es importante en la comunicación, tanto en animales como en humanos, por lo que pudo haberse desarrollado a través de la comunicación con otros miembros del grupo. “Algunos investigadores creen que esta capacidad está relacionada con la del aprendizaje vocal complejo”, comenta Yuko Hattori, científica investigadora del mencionado instituto.

En su libro El origen del hombre, Darwin ya especulaba con que la capacidad humana para el ritmo musical reflejaba aspectos básicos de la función cerebral y que la compartía con otros animales.

De hecho, se presume que el aprendizaje vocal en las aves y los seres humanos tiene una biología subyacente similar. “No lo sabemos a ciencia cierta, pero es una idea corriente entre algunos biólogos”, explica Aniruddh Patel, profesor de la Universidad Tufts, Estados Unidos.

El investigador publicó en la revista PlosOne una revisión sobre los métodos y estudios que se han realizado al respecto. “El estudio con loros ha proporcionado la primera evidencia experimental de que las especies no humanas pueden sincronizar los movimientos al ritmo de una manera similar a la nuestra”, asegura.

Pero la similitud de la conducta no es garantía de mecanismos subyacentes similares. “Por ejemplo, un loro puede decir Polly quiere una galleta, pero esta emulación del habla se produce por diferentes mecanismos articulatorios a los utilizados en el habla humana”, argumenta el estudio.

Hasta ahora, los únicos mamíferos no humanos que han demostrado de forma más contundente ser bailarines con ritmo son los leones marinos. Investigadores del Laboratorio Long Marine de California, Estados Unidos, publicaron a principios de año que una leona marina nombrada Ronan era capaz de bailar moviendo la cabeza al oír ciertos ritmos.

La leona marina Ronan nació en un hábitat salvaje en 2008 y la rescataron al año siguiente en el Centro de Mamíferos Marinos en Sausalito, después de quedar encallada tres veces. En enero de 2010 se unió al Laboratorio Pinniped de Cognición y Sistemas Sensoriales, donde aprendió a mover su cabeza al oír ciertos ritmos. Más tarde, observaron que era capaz de aplicar esta habilidad a melodías que nunca había escuchado antes.

“El éxito de Ronan plantea un verdadero problema para la teoría de que la imitación vocal es una condición previa necesaria para la consonancia rítmica”, recalcó Peter Cook, autor principal de este trabajo y becario posdoctoral en la Universidad de Emory.

Y no solo eso; según Cook esta leona marina es mucho mejor bailarina que las aves, ya que estas encuentran pronto el ritmo pero no mantienen el compás de forma tan fiable como Ronan.

Ya lo decía el compositor francés Claude Debussy: “La música es una transposición sentimental de lo que es invisible en la naturaleza”. Algo inmaterial, que solo disciernen algunos seres afortunados del reino animal. Y, como pasa con los humanos, unos tienen más talento que otros.

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