Escenario

¿Es realmente Jesús como lo pintan?

El rostro de Jesús es representado en el arte de distintas maneras de acuerdo a la concepción que cada artista tiene de él por lo que se describe en las Sagradas Escrituras, su fe, las tradiciones que los rodearon y la época en que cada uno vivió.

De acuerdo con historiadores, el Paño de la Verónica – el lienzo donde fue secado el sudor de Cristo durante el viacrucis-, y el Santo Sudario –manto utilizado para envolver su cuerpo- contribuyeron a crear una idea de cómo era este personaje que revolucionó al mundo.

Así, la imagen del Maestro ha sido interpretada desde distintas visiones, por lo que surge la pregunta ¿es Jesús como lo pintan?

Una de las primeras obras y en la que se contempla a Jesús como el buen pastor que describe el Evangelio de San Juan se encuentra resguardada en las catacumbas de Priscila, considerado un cementerio romano-paleocristiniano en Roma. El fresco data del siglo IV y en este se observa a un hombre con una cabra en el hombro y dos más a su lado. Una pintura clara, limpia y con un mensaje directo.

La figura de Jesús como pantocrátor, el Todopoderoso –traducción en griego-, surge más tarde. Se le muestra como creador y redentor, con la mano derecha impartiendo bendición y en la otra las Sagradas Escrituras. Una de las obras más antiguas se encuentra en la iglesia de San Clemente de Tahull en Cataluña, España. Esta pintura romántica podría haber sido creada en el año de 1123, fecha en que se construyó el templo.

Ya en el siglo XII se le presenta como Cristo Majestad, sin rasgos de sufrimiento en su rostro, triunfante y con ojos abiertos, vestido con una túnica larga que cubre sus brazos y piernas y un cinto en la cintura. Se muestra a Jesús en la cruz en su carácter de redentor y sin la corona de espinas en su cabeza. La Majestad de Batlló es una de las piezas que encaja con esta descripción. Es una escultura tallada en madera de pino que se exhibe en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona, España.

En el siglo XIII la concepción del Hijo de Dios en el arte se transforma y surge la imagen del Cristo que desciende de su trono para tomar apariencia humana con la única finalidad de salvar al hombre. El sufrimiento en el madero queda manifiesto en las obras de la época.

De acuerdo con Ramón Rodríguez en su libro El rostro de Cristo en el arte español, se muestra el cuerpo del Jesús curvado, con los pies clavados y signos de sufrimiento.

Con la llegada del Renacimiento surge una nueva visión que refleja el papel de lo sagrado en la vida cotidiana. La Crucifixión de Andrea Mantegna -1459- presenta a Jesús crucificado en medio de los dos ladrones y a la Virgen María que es consolada por varias mujeres al pie de la cruz.

Matthias Grünewald, uno de los artistas más representativo del renacimiento alemán, mostró con tal realismo el sufrimiento humano. En el lienzo se evidencia la agonía de Jesús en el madero tanto en su rostro como en sus manos retorcidas. El artista deja ver la brutalidad de aquel acto, al representar la carne lacerada y la incisión de los clavos en sus pies.

En el siglo XX aparecen artistas como George Rouault, quien busca retratar desde la corriente del expresionismo el sufrimiento en la cruz, al tiempo que ese dolor se transforma en redención para la humanidad. “Es la figura del siervo que busca a los hombres desde el lugar donde su realidad ha quedado deshumanizada, sin figura ni aspecto atrayente la que asume este rostro de Cristo de Rouault. El único que puede ofrecer futuro sin negar u olvidar el sufrimiento vivido”, escribió Francisco García Martínez, en su texto Tu rostro buscaré…. Perspectivas teológico-iconográficas sobre el rostro de Cristo.

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