Escenario

<em>Chuchitos calientes, </em>una melodía inspirada en la gastronomía guatemalteca

Entre los bocadillos predilectos de los guatemaltecos están unos pequeños tamales de masa de maíz, envueltos en hoja seca de esta misma planta, sazonados con sal, recado de tomate y un trocito de carne de cerdo. Es el tradicional chuchito. A este emblemático platillo de la gastronomía guatemalteca dedica esta melodía a ritmo de Fox trot, el músico y compositor antigüeño Alberto Velásquez Collado.

¿Quién no ha degustado este tamalito un domingo por la tarde en algún parque de la ciudad o de algún pintoresco pueblo del país? ¿Cuándo va de prisa a las jornadas diarias de trabajo? O sencillamente para apaciguar el hambre?. Sin duda el chuchito, cuyo nombre aún no se sabe el  origen, es un platillo originado de la fusión de las culturas maya y española.  El aporte mesoamericano es el maíz mientras los hispanos aportaron la carne de cerdo.

El maíz ha sido un importante elemento de la mitología maya, el Popol Vuh, libro sagrado de los K’iche’ cita que el maíz amarillo y el blanco formó parte de la carne de los primeros cuatro hombres creados por los progenitores Tepeu y Gugumatz. Para los mayas todo el proceso de cultivo del maíz es sagrado y tiene una función muy importante en su vida personal y en su relación con la naturaleza. Por ser un alimento básico, el agricultor pone sumo cuidado en su cultivo, y crecimiento y cosecha, proceso que se convierte en un ritual místico y espiritual.

El autor

Alberto Velásquez Collado, nació en la Antigua Guatemala, el 19 de noviembre de 1894.  De notable vocación musical y fecunda creación artística, marcó huella en la historia de la música guatemalteca.

Realizó sus estudios en su lugar natal, y desde temprana edad mostró vocación por la música.  Muy joven fue músico de la Banda Minerva, organizada con motivo del funcionamiento del ferrocarril del Norte.  Formó parte de varios conjuntos marimbísticos e hizo giras por Centroamérica, México, Estados Unidos, Francia, Bélgica, Alemana e Inglaterra.

En 1925, en Guatemala, se desempeñó como maestro de música en diferentes centros educativos.  Su vida artística fue amplia y fecunda, como compositor realizó una extensa producción musical que abarca música popular, religiosa, militar y autóctona.  Entre sus más reconocidas composiciones están: Chuchitos calientes, La rancherita, Lindas Antigüeñas, Josefina y María Guillermina.

Destacó en la música religiosa en la que escribió notas y acordes musicales compuestos con tal maestría, que conmueven al escucharlos en las fastuosas honras fúnebres de la pasión y muerte de Jesucristo, que se conmemoran cada año en Antigua Guatemala.

En la Semana Santa de 1927 aparecen en los programas de marchas sacras que acompañan las procesiones, sus marchas Cruz Pesada (1944),  y Penitencia, las cuales han sido ampliamente difundidas en distintos grabaciones discográficas.

Es autor además de Perdón (1933); Martirio (1941), marcha oficial del Señor Sepultado de San Felipe de Jesús y Tu úmtima mirada, que guardan un mensaje de profundo dolor, belleza mística y solemnidad; Misericordia Señor (1944); Orando ante tu tumba (1947).  Fue difusor de las marchas fúnebres de la escuela alemana en la Antigua Guatemala. Velásquez, falleció en la Antigua Guatmala el 7 de septiembre de 1954.  Fuentes: Libro, La música en Guatemala. Algunos músicos y compositores. J. Eduardo Tánchez. Asociación Guatemalteca de Autores y Compositores (AGAYC). / Libro: Nuevas notas para el estudio de las marchas fúnebres en Guatemala. Fernando Urquizú. / Libro: Piezas maestras mayas. Fundación G&T Continental.

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