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La enfermedad mental, silenciosa y certera que muchos pueden padecer y no saberlo

En medio de tantas enfermedades que afectan a la comunidad, los padecimientos mentales quedan relegados u ocultos, y quienes los sufren algunas veces son estigmatizados

El Hospital Nacional de Salud Mental  Federico Mora atiende a pacientes crónicos y también a quienes solo acuden a consulta. No existe en el país un número telefónico público a donde solicitar ayuda profesional en caso de padecer una enfermedad mental. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El Hospital Nacional de Salud Mental Federico Mora atiende a pacientes crónicos y también a quienes solo acuden a consulta. No existe en el país un número telefónico público a donde solicitar ayuda profesional en caso de padecer una enfermedad mental. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Aferrada a la malla de seguridad del puente El Incienso, una mujer de unos 20 años llama la atención de los automovilistas que disminuyen la velocidad al pasar frente a ella. No es la primera vez que la joven está en el mismo lugar; son más de 15  las veces que ha intentado lanzarse al vacío.

Los socorristas, alertados por los conductores, acuden cada vez para evitar la tragedia. Le brindan primeros auxilios y alguna ayuda psicológica y luego la entregan a los agentes de la Policía Nacional Civil, ya que así lo establece el protocolo para atender estos casos, explica Hans Lemus, miembro de los Bomberos Voluntarios que en distintas ocasiones atendió la emergencia.

Cuando le preguntaban a la joven siempre daba un nombre distinto —Carmen, Sandra, Brenda—, pero nunca proporcionó su dirección domiciliar o el contacto de algún familiar para que se ocupara de ella. El reporte de los bomberos refería que parecía padecer algún trastorno mental.

La mayoría de los socorristas están entrenados para dar primeros auxilios psicológicos en estos casos, pero Lemus hace ver que no es suficiente y hacen falta instituciones a las que puedan trasladar a estas personas para que les den el apoyo que necesitan.

La sombra del estigma

El caso de la joven abre la puerta para poner a discusión la importancia de la salud mental de los guatemaltecos, y la necesidad del acompañamiento de los familiares y de la sociedad ante episodios como el mencionado.

Lo primero es eliminar las etiquetas negativas que se endosan a las personas que padecen alguna enfermedad mental. El estigma es producto del desconocimiento general que tiene la sociedad acerca de  esta condición.

“Es frecuente escuchar en la calle ‘es que no pones de tu parte, si cambiaras de actitud estarías mejor’”, dice el psiquiatra Walter Rinze, subdirector médico del Hospital de Salud Mental Carlos Federico Mora, acerca de los comentarios que la gente suele hacer cuando una persona tiene cuadros graves de ansiedad o depresión, que son los trastornos mentales más comunes. Tanto así, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la pandemia del covid-19 aumentó un 26 por ciento los casos en el mundo.

El facultativo refiere que estos padecimientos “no tienen nada que ver con actitud ni con ganas de hacer las cosas, sino que son una enfermedad que afecta un órgano del cuerpo —el cerebro—, con un desbalance o  descompensación de ciertos neurotransmisores”. En este caso, hay una causa biológica que ocasiona el trastorno mental.

Estos llegan a anular las capacidades. La ansiedad puede paralizar a la persona, que deja de socializar, se encierra, siente temor de salir de casa o presenta crisis de angustia o de pánico. Con la depresión sucede lo mismo. Los pacientes son incapaces de bañarse y de cambiarse, de ir al trabajo; pueden tumbarse en la cama, ver el cielo y esperar la muerte, pero también  intentar quitarse la vida.

No contar con una red de apoyo familiar y social que asista a la persona hace difícil sobrellevar la enfermedad. El afecto es muy importante en estos procesos, subraya Rinze.

Aracely Téllez, directora del Programa de Salud Mental del Ministerio de Salud, puntualiza que cuando se habla de trastornos mentales es difícil que las personas busquen ayuda profesional,  a causa de la estigmatización que rodea a estos padecimientos.

Si una persona acude al médico por un cuadro de diabetes o de hipertensión no es señalada, sucede lo contrario si va al psicólogo o al psiquiatra, la califican de “loca”. Esa es la primera barrera para trabajar en la prevención de enfermedades mentales: las presiones sociales y el qué dirán.

Téllez dice que la salud mental es el estado emocional, físico, psicológico y social saludable de un individuo. Asimismo, la capacidad que tiene de resolver los problemas cotidianos, de ser una persona productiva y frutífera dentro de su comunidad.

Al no buscar ayuda profesional, la persona se encierra en sí misma y su situación se puede agravar, cuando  quizá con sencillos cambios en el estilo de vida podría tener alivio.

La OMS refiere que una de cada ocho personas en el mundo padece de un trastorno mental, por lo que nadie está exento a ser parte de la estadística. Por su parte, Rinze añade que cuatro de cada 10 individuos presentan, por lo menos, un episodio de depresión o ansiedad en algún momento de su vida.

“La causa específica de los trastornos psiquiátricos o cuál es la razón de por qué la gente se enferma es un tema complejo en el cual intervienen factores genéticos o de herencia, factores biológicos propios de la constitución del individuo y estresores medioambientales. Cuando todas estas cosas confluyen, aparecen las enfermedades metales. No hay un agente causal como sucede con el covid-19, por ejemplo, que es un virus el que ocasiona la enfermedad”, agrega el profesional.

Pacientes invisibles

El número de pacientes ingresados en el   Federico Mora oscila entre 300 y 330. De estos, unos 80 están en los pabellones de enfermedades agudas —intensivo de hombres y de mujeres—. Los demás son enfermos crónicos que tienen discapacidades intelectuales severas, trastornos psiquiátricos graves y que residen en el lugar porque no hay quién se haga cargo de ellos. Además, hay personas que por orden de un juez permanecen en el nosocomio. Por otra parte, en la consulta externa se recibe, en promedio, de 110 a 140 personas al día.

Buena parte de los pacientes que llevan una estancia prolongada en el hospital son adultos mayores que no tienen familiares o cuyos parientes se han desentendido de ellos, debido a que tienen alguna forma grave de psicosis, esquizofrenia, trastorno bipolar, epilepsia o retraso mental, entre otros padecimientos.

Cuidarlos resulta una carga y prefieren olvidarse de ellos. Son invisibles para la sociedad y el propio sistema de Salud  no contempla como prioridad a estos pacientes. En el 2021 la asignación de la cartera de Salud destinada a atender el bienestar mental de la población era menor al 1 por ciento, y poco ha cambiado.

El abandono e indiferencia por parte de la familia puede influir en la lenta mejoría del enfermo, de acuerdo con el Rinze.

“Si estoy gravemente deprimido, tirado en una cama, no tengo ganas ni energías para levantarme, para bañarme, para buscar comida, y además estoy solo, sin contacto social, sin nadie que pregunte por mí, como cabe suponer, todo ello afectará en la recuperación”, puntualiza.

El psiquiatra hace énfasis en que el abandono y la estigmatización por prejuicios hacia los pacientes con trastornos mentales es un tema que la sociedad debe abordar, y es preciso comenzar desde el seno de las familias.

Aracely Tellez, directora del Programa de Salud Mental del Ministerio de Salud. (Foto Prensa Libre: Cortesía Ministerio de Salud)

Se debe capacitar y educar a la gente acerca de estas enfermedades, hacer conciencia de que el tratamiento temprano y oportuno permite a las personas disfrutar  una vida como el resto, integrarse a la comunidad, estudiar, tener un empleo, relacionarse con los demás y reinsertarse a todas las actividades de la cotidianidad.

Debe ser un esfuerzo interinstitucional que involucre al sector público y al privado, y a la sociedad civil, pues un paciente con algún trastorno de este tipo no tiene la vida fácil, remarca.

Se requiere de varias intervenciones para ayudarlos a salir adelante. Esto incluye el apoyo de la familia y de la comunidad, la rehabilitación psicosocial o la terapia ocupacional, la psicoterapia y los medicamentos que pueda prescribir un médico especialista, cuando el caso lo requiera.

La persona con un padecimiento mental debe seguir un tratamiento constante. Si está medicado debe recibir el fármaco de manera rutinaria, igual a como ocurre con problemas de hipertensión o de diabetes.

La joven que intentó lanzarse en repetidas ocasiones del puente El Incienso fue ingresada en el  Federico Mora, según lo dio a conocer una fuente del nosocomio. En un inicio la ubicaron en el área de emergencia, para luego trasladarla al intensivo de mujeres. Allí recibirá el apoyo que necesita.

 

  • Prevención

Los médicos recomiendan llevar un estilo de vida saludable, hacer ejercicio, tener tiempo para la recreación y el descanso; evitar el consumo de alcohol, tabaco y drogas; promover una cultura de no violencia en los hogares. Si la persona presenta algún síntoma que indique un trastorno mental es importante buscar ayuda profesional y hacerlo lo más pronto posible, pues con el transcurso del tiempo la intensidad o la gravedad de los síntomas se van exacerbando.

Las enfermedades mentales pueden volverse crónicas, pero estar al cuidado de una persona con algún trastorno mental es agotador y puede ocasionar cambios en su comportamiento y enfermar, destaca Rinze.

“También hay que evaluar el estado de salud mental de los cuidadores, educar a la familia acerca de la necesidad de que se comparta la responsabilidad del cuidado del enfermo de manera rotativa. No recargar a una sola persona, porque eso genera desgaste y genera depresión y ansiedad al familiar que está cuidando al enfermo”, advierte el psiquiatra.

 

  • Alerta a las señales

Hay ciertas señales que pueden indicar que una persona presenta algún trastorno mental.

“La gente no sabe ponerle nombre a su condición. Vemos personas que llevan años enfermas y cuando un profesional de la salud mental los evalúa, hace el diagnóstico correcto y les da tratamiento, ellas ven un enorme cambio en su calidad de vida”, dice Rinze.

Cuando la persona siente síntomas de ansiedad o nerviosismo exagerado, tristeza o desesperanza grave, que no está relacionada a una situación natural como el duelo, tiene crisis de angustia o de pánico, miedo exagerado, hay que buscar ayuda. Es aquí donde los familiares o la red de apoyo pueden dar acompañamiento para que sea evaluada en un centro especializado.

En el Sistema de Salud Pública, el Hospital Federico Mora se ocupa de dar atención a la población, pero también hay psicólogos y psiquiatras en los Hospitales Roosevelt y San Juan de Dios, y en los que se ubican en las cabeceras departamentales. También el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social da el servicio.

Tellez menciona que hay 242 psicólogos en la atención primaria -centros de salud- para apoyar en la provincia. Mientras que desde el Programa de Salud Mental se trabaja un protocolo para la descentralización de medicamentos para pacientes con enfermedades mentales.

Se busca que los fármacos estén disponibles en los servicios de salud en los departamentos para evitar que las personas viajen a la capital para obtener el tratamiento. Serán ocho medicamentos los que estarán accesibles a la población que los necesite.

“De acuerdo con la OMS los médicos generales pueden recetar estos medicamentos con cierta capacitación, un antidepresivo o un antipsicótico, un estabilizador del ánimo, que es lo que más se ocupa. Esto nos ayudará a la prevención y a que las personas que ya tienen una enfermedad mental y están medicadas puedan seguir con el tratamiento”, dice Tellez.

Pero los centros asistenciales públicos no son la única opción para recibir atención, también hay hospitales privados que dan apoyo a la población, como el Hospital Psiquiatría Santa Clara, el Sanatorio los Pinos, el Hospital Inside Health, que se ubican en la capital.

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.