CABILDO ABIERTOEl triple crimen
Victima de la impunidad y la indiferencia, don Antonio Pop Caal se ha constituido en un nuevo mártir del movimiento indígena. Ha sido asesinado un prohombre, pero su mensaje pervive, su voz no se acalla y denuncia que con su muerte se ha cometido un triple crimen.
El primer crimen se ha perpetrado contra la inteligencia, contra el ámbito de las ideas libertarias, contra el concepto de igualdad en la diversidad, contra la visión de una nación intercultural.
Todos estos conceptos formaron parte del ideario y de la lucha de don Tono; contra ellos se ha atentado con premeditación, alevosía y ventaja.
El segundo crimen se cometió contra la lucha del movimiento indígena por alcanzar una ciudadanía plena, en pie de igualdad con el resto de la sociedad, en la perspectiva de incidir en la definición, implementación y seguimiento de las políticas públicas.
El mensaje ha sido claro: los indígenas libertos, los que se alzan contra la ignominia y la vergüenza del racismo y del colonialismo se juegan la vida.
El tercer acto criminal ha sido contra la espiritualidad maya, contra la libertad de culto, contra el derecho a la propia cosmovisión.
Al segar la vida de un preclaro guía espiritual q?eqchi?, se impone el culto al poder -ya sea de las armas, del dinero o de la política- por encima del humanismo, de la fraternidad y del equilibrio con la naturaleza.
Después de este recuento de agravios, coincido plenamente con el editorial de Prensa Libre, del pasado jueves, en el sentido que es un insulto a nuestra inteligencia pretender negar que el asesinato de Pop Caal constituye un crimen político.
Si los argumentos anteriores no bastan, debo agregar las amenazas recibidas por colegas que se pronunciaron contra el secuestro de don Tono.
Pocas horas después de haber aparecido su artículo en este diario, Marielos Monzón recibió una llamada telefónica insultándola y amenazándola de muerte, conminándola a no seguir escribiendo contra los poderes ocultos y la impunidad.
Al preguntarle las razones por las cuales no denunció el hecho, me relató todos los trámites que efectuó ante las autoridades competentes, por las anteriores amenazas recibidas, y cómo las investigaciones no han avanzado en absoluto.
La incompetencia y la desidia del MP, que constituye denegación de justicia, también alientan la impunidad.
Para no incurrir en omisión de denuncia, y con la autorización de la interesada, denuncio por este medio, ante el Fiscal General, ante el Procurador de los Derechos Humanos y ante el Jefe de MINUGUA, que la periodista María de los Angeles Monzón Paredes ha sufrido, nuevamente, amenazas de muerte por ejercer la libertad de prensa, en relación con el secuestro y asesinato del ciudadano Antonio Pop Caal.
Espero que los personeros aludidos no vayan a responder solicitándole a Marielos que realice los mismos trámites que ya finiquitó, y que de oficio, como la ley manda, investiguen estas nuevas amenazas.
Más de cien mil copias de esta denuncia, tantas como ejemplares de Prensa Libre circulen este día, constituirán evidencia documental de que todos fueron notificados.
Sirva esta columna, también, para hacer un llamado a todos los periodistas, organizaciones gremiales y medios de comunicación para que se pronuncien en defensa de una colega que ha mantenido una lucha inclaudicable contra la impunidad.
En marzo del presente año cumplí treinta años de acompañar al movimiento indígena en sus luchas; he compartido con ellos atentados, persecución, exilio, éxitos y fracasos, sueños y esperanzas, convencido de que la democracia, la libertad y la paz solamente serán posibles cuando se resuelva la cuestión étnico nacional.
Aunque mi aporte haya sido modesto, considero que me da derecho a cuestionar, por el respeto que me merecen, el silencio injustificado de muchas organizaciones y líderes indígenas ante el secuestro y asesinato de don Tono.
Aunque no haya sido ese el propósito, ese silencio fortalece la impunidad y acrecienta el sectarismo.
Espero que el derrame de la sangre del hermano motive una reflexión profunda sobre estos temas, y genere unidad de acción en contra de las fuerzas oscurantistas que pretenden acallar las luchas de los pueblos indígenas.
Aprovecho para manifestar mi solidaridad a la familia de la víctima, especialmente a su hermano, don Esteban Pop Caal, y a sus hijos, quienes me han honrado con su amistad y con quienes hemos bregado por la construcción de una Patria multicultural, donde quepamos todos.