Los diputados del Congreso, como operadores políticos, debieran reconocer que el balance de poder está cambiando de manera muy desfavorable para aquellos diputados más vinculados con el actual gobierno, como los diputados del PP y de Líder. Van quedando aislados. Si no se alínean con la voluntad mayoritaria de quitarle la inmunidad al presidente y facilitar su renuncia, su aislamiento y debilitamiento será aún mayor. Cinco tendencias apuntan a este debilitamiento.

Una primera tendencia, evidente el jueves, es el creciente número de personas e instituciones que ya no quieren a Otto Pérez como presidente de Guatemala. Es una expresión de toda Guatemala, profunda o no, urbana y rural, de clase pudiente, media o de menores ingresos, de distintas edades, indígena y ladina. Es representativa y amplia. Y a ello se suman las iglesias e incluso a organismos descentralizados del Estado, como la Contraloría de Cuentas, la Procuraduría General de la Nación, la Procuraduría de los Derechos Humanos y el propio Ministerio Público.

Una segunda tendencia es el creciente aislamiento internacional del actual gobierno. Terminó la etapa de expresiones de cierto apoyo al régimen, como se reflejó en las decisiones de algunos foros latinoamericanos o internacionales donde el gobierno realizó cabildeo aprovechando la ignorancia que existía sobre lo que ocurría en Guatemala. Ese margen para defenderse se acabó. Los gobiernos europeos, latinoamericanos y de los Estados Unidos dejaron de apoyar a Otto Pérez hace tiempo. La importante cobertura por parte de la prensa internacional de la mega manifestación del jueves consolidó este aislamiento y favorece la posición de los gobiernos de todo el mundo de apoyar a un pueblo entero que lucha en contra de un presidente corrupto y aislado.

La tercera tendencia es el innegable deterioro sufrido por los candidatos del Partido Patriota y del Líder, el primero por ser responsable directo de la corrupción y el segundo por apoyarlo. El costo político de este apoyo ha sido alto: un candidato presidencial desplazado hacia los últimos lugares en el caso del PP, y uno del Líder cuyo porcentaje de voto favorable sería ya casi la mitad de lo que las encuestas anunciaban hace solo un mes.

La cuarta tendencia es el fin del apoyo del sector privado, rezagado, pero apoyado de manera espontánea por muchos negocios a pesar de los temores del Cacif. Sólo una parte de los grupos económicos emergentes, vinculados a las telecomunicaciones, abordaron ahora el maltrecho barco gubernamental en lo que parece una acción de piratería más que un benevolente salvataje.

Quinto, las investigaciones del Ministerio Público y de Cicig han puesto a la defensiva a los líderes políticos corruptos. Los diputados que se ausenten de la sesión plenaria cuando se decida eliminar la inmunidad, o que voten en contra, estarán entre los primeros sospechosos de ser cómplices del saqueo impulsado por Otto Pérez y su gobierno. En la situación política actual, mal harían los diputados en evitar que le quiten la inmunidad a Otto Pérez. La realidad del poder se impone.

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