Educación y remesas: cómo el apoyo financiero desde el extranjero transforma la educación en Guatemala

El envío de remesas a Guatemala desde países como Estados Unidos, Canadá o España es uno de los principales pilares de la economía nacional. Y, como estas remesas se envían predominantemente a familias en dificultades económicas, contribuyen de manera directa a cubrir las necesidades básicas de millones de guatemaltecos y guatemaltecas, incluyendo la alimentación, el transporte y la educación de los hijos.

En este último aspecto, las remesas están siendo determinantes para sostener el sistema educativo de Guatemala, sobre todo en las áreas rurales. Hay muchas familias que dependen de este apoyo para financiar los estudios de sus hijos e hijas, que de otro modo podrían tener que renunciar a estudiar y dedicarse a trabajar desde una edad muy temprana. Esto plantea desafíos que invitan a analizar el sistema educativo desde un enfoque integral.

Importancia de las remesas en la economía guatemalteca

Una persona que envía transferencias de dinero a Guatemala desde los Estados Unidos lo hace para apoyar a su familia y ayudarla a que pueda hacer frente a sus gastos. Ese dinero se traduce después en pagos de la renta, en las compras del supermercado y en muchos otros gastos esenciales para el bienestar de una familia. Por eso, la importancia que tienen estas remesas para la economía de Guatemala es cada vez mayor.

Se estima que las remesas enviadas hacia Guatemala desde países como los Estados Unidos o España conforman el 17,8% del PIB del país. Solo la agricultura, caza y pesca –en torno al 30% del PIB– y el comercio mayorista y minorista –alrededor del 27%– tienen mayor peso, lo que sitúa el valor de las remesas por encima del de sectores como la industria manufacturera, el transporte o la administración pública.

Uso de las remesas para la educación

Las remesas enviadas a familias guatemaltecas se emplean con frecuencia para financiar la educación de sus miembros más jóvenes, tanto en la enseñanza primaria y secundaria como a nivel universitario. Pese a que las escuelas públicas son gratuitas, siguen presentando gastos como la compra de libros o de material escolar, el transporte o el uniforme, que no todas las familias pueden permitirse.

Además, en la enseñanza secundaria es frecuente que muchas familias necesiten del apoyo de docentes privados para reforzar el aprendizaje de materias como las matemáticas o el inglés, algo que está por completo fuera del alcance de las familias con menos recursos. Las remesas enviadas desde los Estados Unidos permiten el pago de todo esto, lo que no solo se traduce en un gran apoyo para las familias, sino para el sistema educativo en sí mismo.

Impacto en las instituciones educativas

Si bien en muchos casos el apoyo al sistema educativo guatemalteco proporcionado por las remesas es indirecto –las remesas se envían a las familias, y las familias pagan por los gastos de sus hijos e hijas en edad escolar–, también existen casos en los que las remesas contribuyen de manera directa al mantenimiento de las escuelas. Esto se da especialmente en las áreas rurales de Guatemala, donde con frecuencia el presupuesto gubernamental es muy limitado.

Las remesas enviadas por familiares de docentes en estas áreas les permiten hacer frente a sus gastos personales de manera más holgada y, con frecuencia, se traducen en compras directas de material o incluso mobiliario por parte de los docentes. Al trabajar a diario con niños y niñas en situación de necesidad, estos docentes tienden a involucrarse mucho más con su bienestar, cubriendo en la medida de lo posible las carencias presupuestarias con su propio dinero.

Desafíos y oportunidades

El enorme peso que tienen las remesas en la economía guatemalteca hace que su influencia en el sector educativo sea notable, tanto mediante el apoyo directo de las familias como a través del apoyo indirecto de los centros escolares. Sin embargo, una dependencia excesiva de estas remesas hace que el sistema educativo de Guatemala –y la economía del país en general– sea vulnerable al contexto político y económico de los países de origen de estos envíos.

Sin un sistema de financiación sólido y de origen nacional que permita consolidar un sistema educativo independiente de los envíos del exterior, resulta difícil mejorar las instalaciones y pagar adecuadamente los y las docentes. Esto no solo degrada el nivel educativo de la población, sino que además provoca una emigración continua del personal docente cualificado, que ve mayores oportunidades económicas en países como México, España o Estados Unidos.

Políticas y programas de apoyo

Otro problema de las remesas es que distribuyen la riqueza de manera desigual, porque no todas las familias tienen familiares en el exterior para apoyarlas económicamente. Esta diferencia es especialmente acentuada en las áreas rurales, donde algunas familias pueden permitirse la compra de materiales y dedicar a sus hijos e hijas al estudio, mientras que otras con frecuencia recurren a los pequeños para ayudarlos a trabajar el campo.

Aquí es donde los programas gubernamentales de becas y subsidios deberían entrar en acción para garantizar que cualquier familia pueda educar a sus hijos e hijas sin ningún impedimento económico. En este sentido, el envío de remesas es favorable a las arcas del estado porque el gasto necesario para cubrir las necesidades educativas básicas de la población es menor que en otros países donde las remesas no desempeñan un rol tan predominante en la economía.

Conclusión

Las remesas enviadas a Guatemala desde el exterior suponen un apoyo de valor extraordinario para las familias guatemaltecas, y es a través de ellas que constituyen un gran refuerzo para el sistema educativo nacional. Su impacto es especialmente notable en las áreas rurales, donde una pequeña ayuda familiar puede marcar la diferencia entre la escolarización de los niños y niñas o su trabajo en el campo.

Mantener libre de obstáculos este flujo de remesas es fundamental si queremos permitir que los hijos e hijas de las familias con menos recursos puedan estudiar y construir su propio futuro, que condicionará a su vez al de Guatemala en su conjunto. Pero las remesas no pueden ser la única solución para sostener un sistema educativo que necesita, hoy más que nunca, de un apoyo gubernamental sólido para garantizar su financiación.