Atrás del desfile José Recanoj de 12 años, era empujado en su silla de ruedas por su madre Desde hace tres años la distrofia muscular que sufre le impide caminar. Es la enfermedad neuromuscular más frecuente en niños por la ausencia de una proteína conocida como distrofina y se manifiesta en un retardo en la marcha o dificultades al caminar, correr ó saltar.
Cada año, José, espera el convite en el que sus tios y vecinos participan disfrazados de Bob El Constructor, El Pato Donald y los super héroes. La asistencia es casi obligada “sino se pone a llorar”, dice Nineth Recanoj, su progenitora mientras se prepara para un recorrido que después de diez horas culmina con una misa en la iglesia local. Esta mañana va cubierto con un plástico que su mamá encontró para protegerlo de una incipiente lluvia, aunque ella no lleva paraguas alguno y las gotas empiezan a cubrirla, sonríe resignada dispuesta a completar la larga ruta.
El desfile se realiza desde hace 14 años, refiere Zoila América Ical viuda de Pacay, representante del Convite María Inmaculada de Concepción. “Al inicio eran solo personas adultas unos cuantos jóvenes, pero ahora es alegre ver como se involucran todos, incluso algunos realizan sus propios trajes cada año, o se utilizan los anteriores”, agrega.
Muy atrás de toda la algarabía Nineth empuja la silla, todavía faltan muchas horas para que la fiesta culmine.