En la capital, las calles de barrios y colonias han sido adornadas con los tradicionales colores blanco y amarillo que representan a la Iglesia Católica. En el Centro Histórico el arzobispo metropolitano Óscar Julio Vian Morales encabeza la procesión que salió desde horas de la mañana con la Sagrada Eucaristía.
Los católicos dan un significado muy especial a esta celebración. “Le doy gracias a Dios de lo que tenemos en nuestra religión. Venir es algo que el corazón le pide a uno”, expresó Imelda Velásquez, quien llegó a la zona 1 capitalina desde Boca del Monte, Villa Canales.
La feligrés católica hizo un llamado para recordarse de Jesús ahora que “estamos viviendo tiempos difíciles”.
“Esta es la procesión más importante ya que definitivamente es Jesucristo vivo el que va. Es la representación de Jesucristo vivo que se entregó por nosotros para la eternidad en Jesús Sacramentado”.
“Esta es la procesión más importante ya que definitivamente es Jesucristo vivo el que va. Es la representación de Jesucristo vivo que se entregó por nosotros para la eternidad en Jesús Sacramentado”, dijo Estuardo Callejas, colaborador de los festejos en el centro histórico.
En horas de la mañana, en la 18 calle y 6ª avenida se celebró una misa especial en la que acudieron decenas de feligreses.
En la provincia el Corpus, se celebra con mayor solemnidad en ciertos municipios. Por ejemplo, en Rabinal, Baja Verapaz, es acompañado por las 12 cofradías y 12 grupos de bailadores integrados por escolares, que muestran diferentes danzas tradicionales.
También en Tecpán, Chimaltenango, la actividad del pueblo se interrumpe por varias horas.
En Panajachel, Sololá, acompañan la procesión varios grupos de danzas tradicionales. En algunas localidades de Sacatepéquez, como Antigua Guatemala, Ciudad Vieja y San Antonio Aguas Calientes, la Sagrada Hostia es colocada en “custodias” antiguas de plata o revestidas en oro, y la festividad es enmarcada por calles, iglesias y edificios coloniales.
Historia
La fiesta del Corpus Christi tiene su origen en Bolsena, Italia, cuando un sacerdote llamado Pedro de Praga, celebraba misa en la Cripta de Santa Catalina, cuando al partir la hostia cayeron de ella 83 gotas de sangre sobre el lino del altar.
El milagro fue conocido en todo el mundo cristiano y el corporal fue guardado en la Basílica de Viterbo. Entonces una monja humilde llamad Juliana, priora de Monte Cornillón, y otras autoridades de la Iglesia inició gestiones ante el Papa Urbano IV, para proclamar una fiesta en honor al Cuerpo de Cristo, la cual no se podía celebrar debidamente el Jueves Santo, día de la última cena.
El Papa accedió en 1264, emitiendo una bula para instituir la fiesta el jueves siguiente al domingo de la Santísima Trinidad. Luego los Papas Juan XXII y Clemente V le dieron más solemnidad, disponiendo la realización de una procesión de Corpus Christi, exponiendo la Hostia Sagrada, tal y como hoy se conoce.