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Mujer narra cómo casi pierde una pierna por una bala perdida

A Esna Yadira Zún Castillo le impactó una bala perdida en la pierna derecha y por distintos factores su salud se complicó al grado de padecer gangrena; sin embargo, un milagro evitó que perdiera la extremidad; ahora hace un llamado para prevenir este tipo de sucesos, en especial en esta época del año. 

Socorristas recomiendan no disparar al aire, pues alguna persona podría salir herida. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL).

Socorristas recomiendan no disparar al aire, pues alguna persona podría salir herida. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL).

Zún Castillo, de 44 años, se dirigía a una tienda en Siquinalá, Escuintla, y observó que en un trozo estaba sentado un joven, quien sostenía un rifle y según ella, el arma no tenía puesto el seguro.


Todo transcurría con normalidad, pero la situación cambió cuando un niño abrazó por la espalda al sujeto y este accidentalmente disparó y la bala le impactó en la pierna derecha a Zún.

El suceso ocurrió hace unos 10 años, pero decidió contar su historia para hacer conciencia respecto de las fatales consecuencias que puede causar en una persona una bala perdida.

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“Escuché la detonación, pensé que se trataba de un cohetillo porque estábamos en noviembre, pero nunca imaginé que era una bala, me desmayé y reaccioné cuando me llevaban a un hospital”, expresó. 

Recuerda que el proyectil causó que parte del fémur se dañara, pero la situación se complicó más porque médicos de un hospital nacional la atendieron 13 días después del suceso, con el argumento de que se irían de vacaciones, pues era noviembre.  

Con el fin de mejorar la condición de su pierna, Zún y su esposo compraron un tutor de ocho pines, un aparato que serviría para ajustar el hueso dañado y prevenir la amputación que les costó Q7 mil.

Médico ebrio 

Con el pasar de los días, a Zún se le infectó la pierna y un médico le indicó a su esposo que la ingresarían a sala de operaciones para colocarle el tutor que habían comprado, pero la paciente se percató de que el encargado de operarla estaba ebrio. 

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El médico ebrio insistía con la amputación, por lo que ingresó un compañero de este para atender a Zún; “todavía escuché que el ebrio le dijo al otro médico, córtale la pierna, para que te vas a poner trabajo”, externó.

Los días pasaron y se acercaba el día para que le quitaran el aparato con pines, pero el médico que lo haría les cobraría Q1 mil 500 y la paciente no contaba con esa cantidad, por lo que fueron a Escuintla a una clínica en la que le cobraría Q700.

Zún llegó a la clínica y esperó unas horas al médico, quien al llegar le indicó que acababa de atender a un paciente con gangrena en el hospital nacional donde trabajaba.

En la clínica no había guantes, por lo que este usó un par usado que llevaba del nosocomio para manipular la extremidad y retirar el tutor.

Guantes contaminados

Esta acción tuvo sus consecuencias, pues al parecer por usar guantes contaminados una infección le invadió la pierna, indicó Zún Castillo.

Aunque el médico nunca le dijo si la gangrena se contagia, Zún recuerda que pasados 15 días su pierna estaba afectada por esta enfermedad.


“Mi extremidad estaba casi negra, el médico al ver lo que sucedía me intervino quirúrgicamente y dijo que se trataba de unas áreas inflamadas”, expresó.

La situación se complicaba más para la paciente, por lo que acudieron con un traumatólogo en la capital para recibir atención. “Me tomaba casi 22 pastillas de antibiótico a diario para tratar de curarme”, dijo Zún Castillo.

A pesar del tratamiento, el diagnóstico final fue la amputación de la pierna, la cual cada día empeoraba. Luego de oraciones y de mantener le fe, Zún recuerda que su pierna drenó un líquido negro durante siete días.

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Para estar segura, la paciente fue sometida a varios exámenes, pero los resultados indicaban que la extremidad estaba libre de la infección. 

“Pido a la gente que sea prevenida, que si bebe licor no disparen porque los afectados son otras personas y el que disparó ni cuenta se da. Las autoridades deben prestar atención a esta situación, pues muchas familias se han visto afectadas por balas perdidas”, puntualizó.

A Zún Castillo no le pudo ser extraída la bala por decisión de médicos, pero eso no le impide caminar y llevar una vida normal.

Tres casos

Erwin Villagrán, jefe de la Relaciones Públicas de los Bomberos Municipales de la capital, informó que a finales del 2017 atendieron a tres personas heridas por balas perdidas.

Añadió que en este año no han atendido ningún caso, pero que lamentablemente estos se registran durante esta época.

Villagrán recomienda a la población que posee armas que no celebre con disparos al aire, porque muchas personas pueden resultar heridas o incluso morir. “La responsabilidad y la prudencia deben de prevalecer”, manifestó. 

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ESCRITO POR:

Óscar García

Periodista de Prensa Libre especializado en periodismo comunitario e historias humanas con 12 años de experiencia.

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