Ciudades
Pueblo garífuna conmemora su llegada a tierras guatemaltecas y pide más inclusión
En Izabal se llevan a cabo una serie de actividades gastronómicas, artísticas y culturales, como parte de la conmemoración del Día Nacional del Pueblo Garífuna, instituido desde 1996 por el decreto legislativo 83-96; los garífunas también piden más dignificación para ese sector de la población.
Garífunas celebran su día con distintas actividades en Lívingston. (Foto Prensa Libre: Dony Stewart).
Las festividades comenzaron el fin de semana último y este lunes es el día especial de la celebración en Puerto Barrios y Lívingston, para resaltar la llegada de los garífunas a tierras guatemaltecas hace 216 años.
Diana Leiva, lideresa garífuna, expresó que más que una celebración, también es un momento de reflexionar sobre la importancia que ha tenido el pueblo garífuna en la sociedad y la falta de acciones por parte de los gobiernos para brindar oportunidades de desarrollo.
“Somos una población que hemos salido adelante con nuestro propio sacrificio, hay algunas acciones gubernamentales que han contribuido para visibilizarnos un poco. Hay garífunas doctores, licenciados, atletas, artistas y muchos más que aportan de manera significativa al país”, destacó la lideresa.
Festival de Gastronomía
Entre las actividades hubo un Festival de Gastronomía Garífuna, el cual contó con la participación de chefs de renombre nacional, internacional y estudiantes del arte culinario, quienes participaron de una clase magistral garífuna impartida por Mariela Gonzales, del Proyecto Salvaguarda de la Cultura Garífuna del Ministerio de Cultura.
Peticiones
Líderes garífunas también presentaron un pliego de demandas a autoridades locales y nacionales, con lo que buscan la dignificación del pueblo garífuna.
Yurumein
Este lunes se efectuó la ceremonia de Yurumein, la cual es una dramatización para recrear la llegada de los garífunas a tierras guatemaltecas.
El ceremonial fue protagonizado por dos grupos que hacen el recorrido con bailes y cánticos. Un grupo sale de la playa de la capitanía y el otro del barrio San José, en Lívingston, para encontrarse en la avenida principal, donde se coloca una cruz con arena de la playa, decorada con plátanos, cocos, velas y agua.
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La tierra representa al lugar donde llegaron, el plátano y coco la única comida que ellos tenían y la vela es la luz.
Al reunirse, los dos grupos hacen una gran fiesta. El ritmo de los tambores se vuelve más intenso, se forma un solo grupo y se dirigen a la iglesia para escuchar la misa de agradecimiento por conmemorar su día.
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