Mientras ordena su producto, Mazariegos recuerda que cuando tenía 13 años, sufrió un accidente de tránsito en Escuintla, lo que lo dejó sin ambas extremidades.
Agregó que tiene práctica para aborda unidades del transporte público y que los ayudantes se encargan de subir su silla de ruedas.
“En el 2013 me gradué de perito contador”, resalta el joven vendedor, quien añadió que ha solicitado trabajo en varias ocasiones, pero no se le ha dado la oportunidad de optar a un empleo formal.
“Mi sueño es construir mi casa en mi pueblo, por eso estoy trabajando”, manifestó Mazariegos, originario de San Marcos.
Espera superarse
Añadió que, en el aspecto profesional, espera encontrar un empleo que le permita mejores condiciones de vida y estudiar Pedagogía.
Este guatemalteco soñador, hace dos jornadas de trabajo al día para vender dulces, chicles y bombones, entre otros productos.
“Mi mensaje para los jóvenes es que en la vida no hay nada imposible; mientras uno puede hay que luchar”, resalta.