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Precarios recursos para combatir incendios forestales en Petén

La jornada empieza desde muy temprano, al sonido del canto de pájaros y monos ahulladores que huyen del fuego, las 215 personas que trabajan en apagar los incendios forestales en Petén se disponen a tomar el desayuno que ha sido preparado desde las 2 horas en el campamento El Jobo. 

Un área devastada por los incendios en Petén. (Foto Prensa Libre: Rigoberto Escobar)

Un área devastada por los incendios en Petén. (Foto Prensa Libre: Rigoberto Escobar)

La situación es complicada en el lugar porque solo dos mujeres atienden al personal, por lo que solicitan apoyo de soldados. Además del desayuno, para las 5 de la mañana también deben tener listo el almuerzo que los apagafuegos llevarán a la selva para combatir el siniestro que devora  la Reserva de la Biosfera Maya.

A las 6  horas, los bomberos forestales  salen   del campamento hacia el lugar de los incendios. Tres horas después, tras haber  caminado unos  15 kilómetros, localizan la zona crítica y empiezan a  ampliar la brecha que dejaron el  día anterior.

A las 11.30 horas, por el calor y densidad de las llamas, buscan un lugar fresco y seguro para almorzar. Su comida consiste en  tres tortillas, frijoles, arroz y, en ocasiones, un huevo.

Trabajo agotador

Sergio Balam, guardarrecursos del  sector El Jobo, dijo  que las jornadas son agotadoras, ya que caminan mucho y los rayos del sol, por el calor, afecta a las personas que luchan contra el fuego.


Neptay Arias, vivandero del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), manifestó que atender a más de un centenar de personas es de mucha responsabilidad, y por eso su jornada empieza muy temprano en la madrugada, pues tienen que tener lista la alimentación de los apafuegos.

Ramón Peralta, guardabosques de Wildlife Conservation Society (WCS) en Petén, contó que conoce en un buen porcentaje la Biosfera Maya, pero uno de los trabajos más agotadores es luchar contra  los incendios forestales, debido a que la persona corre muchos peligros. Como petenero dijo estar triste por lo que está sucediendo en la tierra de los mayas.

Filadelfo Cortez, bombero forestal,   expresó que las condiciones del lugar donde acampan no son las ideales, por la falta de agua en ciertos sectores, lo que  dificulta su trabajo.

En un recorrido por los sectores de El Jobo y El Yasal, en el Parque Nacional Laguna del Tigre,  San Andrés, conviven luego de las extenuantes jornadas los integrantes de la brigada de bomberos forestales, formada  por guardarrecursos del Conap,  WCS,  Asociación Balam y personal  de la Primera Brigada Militar, Comando Aéreo del Norte, Fuerzas Especiales Kaibil y de la Brigada de Operaciones de Selva (BEOS).

Todos coinciden en que las condiciones son precarias. 

Uno de los helicópteros de la Fuerza Aérea Mexicana que colaboran en los incendios. (Foto Prensa Libre: Rigoberto Escobar)

Por la geografía del lugar y escasez de   agua, el bombero forestal lleva consigo un galón con agua, que debe beber con moderación, ya que le tiene que alcanzar hasta haber culminado la tarea trazada, la cual puede sobrepasar las 17 horas, para luego retornar al campamento.

Sin descanso

El  Jobo es uno de los sitios más afectados. El plan habitual de los guardarrecursos del Conap es de 22 días de trabajo  por ocho de descanso, pero debido a la emergencia,  un alto porcentaje que labora para el Parque Nacional Laguna del Tigre  lleva más de mes y medio sin descanso.

El corresponsal de Prensa Libre en Petén, Rigoberto Escobar, se internó por tres días en los bosques de la Biosfera Maya, en busca de las zonas críticas de incendios, donde vivió las penurias y cansancio de los bomberos forestales. Durmió en la palangana del picop y caminó 25 kilómetros para llegar a la zona de El Burral, donde se registró uno de los incendios más grandes. En su recorrido constató falta personal, la escasez de agua que afrontan y el panorama desolador que ha dejado el fuego.


Las condiciones del lugar  donde duermen no es la adecuada. Algunos lo hacen sobre tablas, en el suelo, en hamacas o en casas de campaña. Toman agua para el consumo y aseo personal de un agujero que cavaron y que, de continuar el verano,  podría secarse.

En el  campamento El Yesal las condiciones mejoran en lo mínimo. A unos 20 metros se encuentra la laguna Salada. Hay dos galeras con camas pequeñas y colchones, pero debido a  los incendios forestales  actualmente hay en el lugar unas  200 personas, por lo que muchas  duermen en condiciones similares a las de El Jobo.

En el área de cocina de cada campamento se necesitan  al menos  seis personas, y  las que trabajan actualmente no se dan abasto, pero lo más urgente es aumentar la capacidad  de personal para el combate y control de los incendios forestales que arrasan con todo, incluso con bosque virgen.

Alma Polanco, directora regional del Conap, informó que el incendio registrado en  la   zona arqueológica de El Peruito ha sido controlado, pero el fuego devastó toda el área de dos caballerías, la cual ya había sido depredada por  un grupo de invasores de la comunidad La Mestiza, que se halla a 10 km del lugar.

Luis Romero, de  WCS, lamentó la destrucción de  El Peruito, que ha sido considerada el área  mejor conservada y de mayor riqueza arqueológica en el Parque Laguna del Tigre.

Jorge Chocón Tun, arqueólogo, señaló  que El Peruito forma parte del sitio central Waká-Perú, que forma parte  de un complejo astronómico y ceremonial.
El fuego no se apaga

El fuego aún no se extingue

Los incendios continúan en la Reserva de la Biosfera Maya. Hasta ayer, seis siniestros estaban activos y solo uno ha sido controlado, informó el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de Petén.

En el área conocida como El Yesal, guardarrecursos y personal militar controlaron un incendio  en las cercanías del arroyo San Juan, donde hacen una brecha de 12 kilómetros, con el objetivo de que no se propague a otras zonas de selva virgen.

Autoridades del COE informaron que en la zona de las montañas mayas, en el área sur de la región, las lluvias que han caído  en los últimos días  han ayudado a apagar  tres incendios, mientras que en la Sierra del Lacandón hay alrededor de ocho siniestros donde se encuentra personal para combatirlos.

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