Ciudades emblemáticas crecen de forma desordenada

Antigua Guatemala, Sacatepéquez, y la Ciudad de Quetzaltenango muestran desarrollo humano limitado por la carencia de planes de urbanización.

Xelajú es la segunda ciudad más importante del país, pero atraviesa grandes problemas de ordenamiento urbano.
Xelajú es la segunda ciudad más importante del país, pero atraviesa grandes problemas de ordenamiento urbano.

A cinco años del bicentenario de la Independencia, poco se puede resaltar de las ciudades emblemáticas con diseños contemporáneos que fueron construidas antes de la emancipación.

Expertos analizan que para el 2021, cuando se celebren 200 años de independencia, la situación podría agudizarse, pues ni el Estado ni las comunas —donde impera la corrupción y prevalece el favoritismo en la contratación de empleados sin capacidad, según las fuentes—, no tienen un plan orientado a la planificación y ordenamiento urbano.

Agregaron que el problema se refleja en la movilización vial, carencias de espacios libres, servicios de agua domiciliar deficiente, falta de sistemas de tratamiento de aguas residuales y aumento de basureros ilegales.

Verónica de la Cruz, socióloga y crítica en temas urbanos de Analistas Independientes de Guatemala, señaló que la urbanización tiene un significado concreto: desarrollo, progreso, orden, modernidad y civilización, una teoría que solo vive en el imaginario colectivo y que es el ideal a alcanzar, porque en la realidad, las ciudades están pensadas desde el punto de vista económico.

“Se nota la deshumanización en los centros urbanos. En lugar de planificar para ordenar se prefiere hacer centros comerciales en vez de lugares de recreación; el crecimiento ese notorio, todas las vías principales son convertidas en áreas comerciales”, lamentó De la Cruz.

Añadió que como contraste al desarrollo comercial se da el aumento de áreas marginales, donde la carencia y poco acceso a servicios básicos, el hacinamiento, casas construidas en zonas de riesgo, violencia y delincuencia son evidentes.

“Las municipalidades deben planificar de 25 a 50 años, para que realmente sean sustentables y puedan albergar a la cantidad de población basadas en una proyección demográfica. Pero la coordinación entre las autoridades ha fallado, el Gobierno no hace nada al respecto, las municipalidades no tienen personal con conocimiento y los Cocodes no cumplen su función de exigir políticas para mejorar la vida en sus áreas”, resaltó.

Adrián Zapata, coordinador del área de desarrollo rural del Instituto de Problemas Nacionales, de la Universidad de San Carlos de Guatemala, hizo énfasis en la migración del campo a las ciudades por falta de oportunidades, lo que contribuye al desorden de las urbes.

“Es natural que la gente migre por desesperación, falta de educación, salud y pobreza; pero es una migración desordenada”, señaló.

El experto ve como una medida paliativa la creación de “ciudades intermedias”, propuestas por el presidente Jimmy Morales, siempre que sea acompañada de una agenda de desarrollo rural.

El rostro del desorden

Autoridades de Antigua Guatemala reconocen que los servicios son deficientes y carecen de infraestructura digna.

Luis Mendoza Morán, arquitecto y experto en urbanización, lamentó que no haya control para normar, regular y administrar una ciudad patrimonial; tampoco hay un plan para solventar las necesidades de las aldeas.

Susana Asencio, alcaldesa de la ciudad colonial, dijo que pese a que el saneamiento, la educación, y el mejoramiento en el sistema de distribución de agua entubada fueron ofrecimientos de campaña no ha logrado darle solución, y refiere que ordenar el territorio es importante para evitar construcciones en áreas de peligro.

“Luchamos para ordenar la ciudad; hay cantinas a la par de escuelas, eso no se debe de dar. No estamos en contra de los negocios, pero queremos colocar cada cosa en su lugar”, argumentó.

En Xelajú, lugar designado por un acuerdo gubernativo como la sede de la Feria Centroamericana de Independencia, se ha puesto poca atención al crecimiento acelerado y los problemas que afronta.

José Marroquín, urbanista en la ciudad altense, afirma que el lugar crece con poco orden y deficiencias en los servicios básicos.

El experto resalta que uno de los problemas más grandes que aquejan a Xelajú son las inundaciones que se registran en al menos ocho sectores —de las zonas 1, 2, 3 y 5—, cuya solución requiere de una inversión de unos Q900 millones.

Otro de los problemas es la falta de un servicio de transporte urbano moderno y acorde a las necesidades de la población, pues el actual —microbuses— causa desorden vial.

Marroquín añadió que hay estudios que perfilan que para el 2050 Xela será la capital de una metrópoli, cuya economía beneficiará a varios municipios de Totonicapán.

Añadió que autorizan construcciones de vivienda en zonas de riesgo, permiten desorden en los mercados. Además, el haber acostumbrado a la población al bajo precio de la energía eléctrica ha llevado a la comuna a acumular una deuda de más de Q1 mil 200 millones con el Instituto Nacional de Electrificación, lo que representa un retroceso en el desarrollo urbano y social.

Otros lugares

Los problemas de ordenamiento urbano se replican en las ciudades de Escuintla, San Marcos y Mazatenango, Suchitepéquez.

José Luis Marroquín, analista de desarrollo de Escuintla, dijo que es lamentable que los gobiernos municipales llegan sin planes de desarrollo urbano, lo que se puede comprobar al ver que de las 115 colonias de la cabecera, solo tres o cuatro tienen planta de tratamiento de aguas residuales; además, enfrentan problemas de tránsito.

“Escuintla necesita una vía de desfogue para transportistas y automovilistas que vayan de paso, y así evitar que ingresen al municipio, pues saturan y dañan las calles”, agregó.

Marroquín también se refirió a la autorización de colegios en las principales arterias, ya que los estudiantes corren el riesgo de ser arrollados al cruzar las calles.

Juan Carlos Contreras, experto en urbanización en Mazatenango, señaló tres aspectos que afectan el lugar: movilidad vial, descontrol en el ornato e inundaciones, este último causado porque se han autorizado construcciones cerca de ríos.

En San Marcos, en el área urbana los vecinos se enfrentan a la falta de drenajes, escasez de agua y sistemas adecuados de electrificación.

Además, se carece de un reglamento arquitectónico que proteja las edificaciones del lugar. Luego de los terremotos de 2012 y 2014, los edificios de la Calle Real fueron demolidos y se pierde la arquitectura característica del lugar.

Guillermo Chocano Alfaro, investigador del patrimonio cultural de San Marcos, dijo que urge generar recurso humano que se apropie de la identidad del municipio, y que a partir de ahí se proponga una planificación técnica, pues de lo contrario proseguirá el crecimiento desordenado.

En general, los expertos coinciden en que el problema de desorden va en aumento, y a las puertas del bicentenario de la Independencia las autoridades afrontan grandes retos para cambiar el rumbo de sus pueblos.