La campaña es financiada por el Proyecto Cuenca Naranjo Suchiate y Lago Atitlán, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en Centroamérica, Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres y alcaldes de varios municipios del suroccidente del país.
Contaminantes
Víctor Solano, coordinador de la campaña, indicó que la pólvora es un compuesto químico de clorato de potasio, azufre, diésel y nitrato de amonio, que al explotar genera sustancias altamente contaminantes al ambiente y que afecta la salud, especialmente en niños y adultos mayores, al causar alergias bronquiales y conjuntivitis.
Añadió que representa un grave peligro para quienes la manipulan y puede causar amputaciones, contaminación auditiva y alteraciones nerviosas.
“Lo más grave es que durante la quema del diablo, aparte de la pólvora, se quema basura, lo que ayuda al calentamiento global y aumenta los efectos del cambio climático”, indicó.
Añadió que ciudades con más de 50 mil habitantes, entre ellas Coatepeque, Quetzaltenango y San Marcos, quemaban de ocho a nueve toneladas de pólvora cada fin de año, por lo que la campaña de sensibilización pide a la población disminuir la quema de juegos pirotécnicos.
Emilio Maldonado, alcalde de Coatepeque, expuso: “La quema de pólvora durante las fiestas de fin de año se desborda en grandes cantidades, y si no actuamos y pensamos en las nuevas generaciones vamos a seguir matando nuestro planeta”.