Esta es la historia de emprendedores quetzaltecos y los retos que vencieron

Iniciar con un capital de Q600, arriesgar los ahorros de varios años para cumplir su sueño y esforzarse por 12 meses para un festival que dura algunos días son anécdotas de las historias de éxito de tres emprendimientos de la industria creativa en Xela.

Gabriela Villatoro relata a otros emprendedores su historia con el emprendimiento "Tan Lechuga Yo" que funciona en el Centro Histórico de Xela. (Foto Prensa Libre: María Longo)
Gabriela Villatoro relata a otros emprendedores su historia con el emprendimiento "Tan Lechuga Yo" que funciona en el Centro Histórico de Xela. (Foto Prensa Libre: María Longo)

Como parte de la Feria Naranja en Quetzaltenango, este año los organizadores realizaron un Storytelling para motivar a otras personas a emprender así como para exhortar a los emprendedores a perseverar. Aquí encontrará tres de esas historias de emprendimiento, esfuerzo y éxito.

Tan Lechuga Yo

En el 2015 Gabriela Villatoro decidió emprender, algo que no era nuevo en su familia. “Cuando era niña mi madre abrió una tienda de ropa, se convirtió en mi segundo hogar”, recuerda la joven.

Villatoro, quien es originaria de Huehuetenango pero tiene 11 años de vivir en Xela, estaba decidida a emprender con la comida saludable, un sueño que nació cuando fue voluntaria en el proyecto “Los Jardineros Granjas Urbanas” que consiste en un huerto urbano de Quetzaltenango.

Empezó su negocio con Q600 y un cuaderno en el que apuntaba pedidos de ensaladas los “jueves verdes”, se dió a conocer por medio de las redes sociales y cada semana incrementaban los clientes hasta el punto de que tuvo los suficientes para instalarse en un local.

Gabriela Villatoro ha logrado con su proyecto Tan Lechuga Yo promover el consumo de comida saludable. (Foto Prensa Libre: María Longo)

Actualmente tiene un espacio en el Centro Histórico donde promueve la comida saludable, trabaja junto a 25 agricultores de Cantel, que son sus proveedores, y en el restaurante hay una persona más, “mi mano derecha”, afirma.

Para Villatoro el emprendimiento es “ponernos en peligro” y aunque muchas veces ha dicho “ya no más” su proyecto “Tan Lechuga Yo” le provoca felicidad al “ver que las personas se terminan la ensalada que les preparé”, esto la motiva a no darse por vencida.

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La emprendedora y mercadologa recuerda que mientras estudiaba en la universidad también trabajaba, pero no estaba dispuesta a pasar su vida “en el sistema que nos enseñan de trabajar para otros”, ella deseaba trabajar para sí misma.
“Dese pequeña sabia que lo primero que quería ser era ser feliz porque si no lo soy no tiene chiste”, concluyó Villatoro. 

El Teatrito

Cuatro artistas fundaron en marzo de este año El Teatrito, un espacio para promover el arte, el proyecto se convirtió en realidad cuando los emprendedores arriesgaron los ahorros del grupo de teatro Artzénico, con el cual trabajan.

Bonifacio Díaz y Mandarina González recuerdan que mientras trabajaban en un proyecto de teatro en Quiché, junto a Isabel Zepeda y Nakbé Gómez, utilizaban las noches para planear los detalles del proyecto, los fines de semana los cuatro actores aprovechaban para supervisar la construcción del lugar.

El edificio ubicado en la 3a calle 12-61, zona 1 se convirtió en El Teatrito, donde hasta ahora se han presentado 50 artistas y cada mes se realizan entre siete y ocho eventos.

El sueño de los emprendedores es lograr la profesionalización de los artistas quetzaltecos y reducir el número de artistas extranjeros que se presentan en El Teatrito, ya que su objetivo es motivar el arte local.

“Estamos convencidos que el arte es parte del motor económico y Xela tiene el potencial, necesitamos profesionalizar a los artistas para que sigan creando”, dijo Díaz.

Los creadores de El Teatrito se enfrentan a retos como mantener una agenda constante que ofrecer al público cada fin de semana y encontrar artistas escénicos en Xela, pero además de los obstáculos las satisfacciones incluyen a 900 personas que hasta ahora han visitado el lugar y el hecho de que los artistas empiecen a buscarlos para pedir el espacio.

Lo recaudado durante la presentación se reparte en un 50 por ciento para el artista y el otro 50 por ciento para El Teatrito, en el lugar también hay un espacio de snacks para que los asistentes coman.

FIPQ

“Y como se realiza un festival que tiene un presupuesto de Q500 mil para hacerse en una semana, trabajo todo el año gestionando esa plata y contactos, todo lo que tiene que ver con el festival, el camino de cuando uno busca la felicidad es triste, es muy difícil, pero si uno está convencido de que va a cambiar algo hay que hacerlo”, afirmó Marvin García, fundador del Festival Internacional de Poesía en Quetzaltenango, (FIPQ) y de la editorial Metáfora.

El festival que se ha realizado durante 14 años reúne a decenas de poetas que se presentan en Quetzaltenango y otras ciudades. En cada edición, el festival expone una problemática social como los desaparecidos durante el conflicto armado interno y los migrantes desaparecidos que han sido parte de los temas que el FIPQ ha expuesto.

“Nosotros no somos empresa, no nos interesa el dinero, pero si la alegría y hacer lo que nos gusta, partiendo de ahí uno puede hacer muchas cosas. Estoy harto de esa idea de que el emprendimiento es una posibilidad en un país como Guatemala, la verdad es muy difícil, pero si alguien está interesado hágalo, pero no busquen el dinero, busquen su bienestar y el des su comunidad”, dijo García.

“Todo lo que pensamos y queremos es un emprendimiento”, afirmó García, quien concluyó su exposición con el poema Ítaca, del escritor egipcio Alejandría Constantino Cavafis.

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