Sus manos traen al mundo nuevas vidas

Sin importar el día, la hora o la distancia, comadronas de la provincia acuden a zonas urbanas y rurales de sus departamentos para ayudar a mujeres a convertirse en madres. Esta es una labor que ellas mismas consideran sacrificada, pero que les deja muchas satisfacciones y bendiciones.

Emilia González Morales es comadrona desde hace 20 años y está al cuidado de sus cuatro nietos.
Emilia González Morales es comadrona desde hace 20 años y está al cuidado de sus cuatro nietos.

Coralia Sánchez Velásquez ha sido partera durante 48 años, en los cuales ha colaborado en la labor y parto de más de 20 mil mujeres de Xela. Cree que este trabajo es una bendición para ella y para las familias que ha asistido.

A sus 66 años todavía le quedan fuerzas para trabajar en la atención de partos, sin importar las distancias, la hora o el pago por el servicio.

Sánchez recuerda que no tuvo una formación formal, pero fue su papá quien la animó a aprender este oficio y estuvo como aprendiz en el Hospital Nacional de Xela durante cinco años.

Es originaria del cantón Xecaracoj, una de las comunidades rurales del Valle de Palajunoj, en Xela, en donde comenzó su labor.

“Las necesidades en el Valle eran muchas hace 40 años, pues no había servicios médicos y las carreteras para llegar a la ciudad siempre estaban en mal estado. Las mujeres no tenían oportunidades de recibir atención médica y es allí donde inicia mi trabajo como comadrona”, explicó Sánchez.

Añadió que cuando inició el cobro por atender un parto era de Q8, pero en la actualidad varía entre Q700 y Q600.

Sus dos únicas hijas heredaron el don de ser comadronas, así que además de las enseñanzas de su mamá, también reciben formación profesional en el Centro de Salud de Xela, donde acuden cada mes para capacitarse.

En Retalhuleu

Justa Pérez Soto, de 88 años, más conocida como mamá Justa, se dedica a atender partos desde que tenía 16 años, en su natal aldea San Luis, San Sebastián, Retalhuleu.

Doña Justa considera que ha ayudado a traer al mundo a unos 20 mil niños, y que esta labor es muy gratificante, aunque de mucho sacrificio.

Relató que su primera experiencia ocurrió cuando un vecino llegó a su casa a pedirle ayuda para el parto de su hermana, pues él no sabía qué hacer. “Yo apenas iba a cumplir 16 años y nunca había atendido un parto, pero lo pude hacer y desde entonces me dedico a este oficio”, recordó mamá Justa, quien ahora cuenta con un diplomado y un gafete que la acredita como comadrona autorizada por el Centro de Salud de San Sebastián.

Santa Rosa

Emilia González Morales, de 59 años, cumplió 20 de ser comadrona en Barberena, Santa Rosa, y es conocida en ese lugar como mamita Mila.

Dijo que durante este tiempo no ha cobrado por su servicios al atender los partos de miles de mujeres de varias comunidades y municipios cercanos.

González Morales añadió que las personas a las que ha ayudado siempre han sido generosas y le dejan colaboraciones por su trabajo, lo que le permite sacar adelante a sus nietos de 14, 15, 17 y 18 años, de quienes se hizo cargo hace muchos y quienes le llaman “mamá”.