La niña, que ingresó en el HRO el viernes último en estado grave y al día siguiente murió, llegó referida del hospital de Tiquisate, con indicaciones de problema neurológico, pero especialistas mencionaron que se trataba de un posible cuadro de rabia.
Juan José Escalante, epidemiólogo del HRO, refirió que la paciente vivía en la aldea Bolivia, Santo Domingo, Suchitepéquez, y que, cuando se determinó la posibilidad de rabia, se investigó los antecedentes con familiares.
El médico explicó que la familia de la pequeña no recordaba bien lo sucedido, pero posteriomente confirmaron que fue en noviembre del 2013 cuando un perro callejero la atacó y la mordió en el tobillo.
“Los padres no tomaron precauciones en ese momento, y es muy raro que la rabia se desarrolle con tanto tiempo de incubación. Después de la mordedura inician los síntomas a los 10 días; sin embargo, hay excepciones, y esta fue una de ellas”, dijo Escalante.
El profesional resaltó que luego de la muerte de Mejía se envió una biopsia del cerebro al laboratorio nacional y los resultados confirmaron que la menor padecía rabia.
Se informó que luego de la confirmación empezó un proceso de prevención con el personal que estuvo en contacto con la paciente, y fueron vacunados 48 trabajadores, entre médicos, estudiantes y enfermeros.
Violeta Sac, comunicadora del centro asistencial, explicó que por la gravedad en que ingresó la paciente ya no se logró contrarrestar lo avanzado del padecimiento.
Detalló que en los últimos dos años no se tenía reportes de personas con rabia en el país, ya que el último se registró en Huehuetenango.