Después de más de 35 años de trabajo, quienes lo conocieron recuerdan su labor, la cual desarrolló en Cabricán y en otras partes del país.
El vecino Dagoberto López Vásquez dijo que el “padre Pedro”, como era conocido, decidió avecindarse en ese pueblo por el cariño que le tenía, y rogó que al morir fuera sepultado en el cementerio local, mientras que la religiosa Lilian aseguró que su hermoso legado social, religioso y de desarrollo ha quedado marcado en la historia de muchos pueblos beneficiados, donde siempre será recordado, con cariño y respeto.
Metenleitter vino de Alemania, el 11 de enero de 1975; formó parte de la Asociación Cultural Mam, difundió programas en Radio Mam, construyó 40 templos en Cabricán, Huitán y San Carlos Sija; administró el colegio La Asunción, construyó el colegio San Juan Bautista, en Huitán; llevó a cabo diversos programas de desarrollo para gente pobre, como introducción de agua entubada, energía eléctrica, minirriegos para hortalizas, crianza de gallinas, cerdos, vacas y ovejas, y facilitó la capacitación para mujeres en tejidos y artesanías de barro.
Además, promovió becas para jóvenes en el Instituto Santiago de la capital, Socorro de Antigua Guatemala y establecimientos educativos de Quetzaltenango. Además, impulsó la entrega de tierras para campesinos de Ixcán, Quiché; Suchitepéquez y Santa Rosa.
Creó en Alemania una organización para apoyar sus programas en nuestro país. Fue párroco de la aldea San Andrés Osuna, Escuintla, y de San Bartolo Aguas Calientes, Totonicapán.