“Soy una persona especial, me cuesta movilizarme y no puedo levantarme sola. Tampoco puedo sentarme en una silla normal”, relata López, quien comenta que su jornada laboral empieza a las 7 horas y que se moviliza en una silla de ruedas.
La vida de Ruth cambió drásticamente en diciembre del 2012, cuando su madre falleció y quedó al cuidado de otros parientes, de quienes sufrió maltrato físico.
“Yo no aceptaba la muerte de mi mamá. Después de eso, yo no quería vivir, porque quedé al cuidado de mi familia, quienes me maltrataban”, dijo con tristeza.
Recordó que después de haber sido agredida físicamente por un pariente, pidió auxilio a la Policía Nacional Civil y la Procuraduría de Derechos Humanos para que la ayudaran.
En el 2013, Ruth fue rescatada de una bodega donde permenecía encerrada y luego trasladada al HRO, donde estuvo internada por más de un año; luego, fue enviada a una casa para personas con capacidades diferentes en Coatepeque, pero no se adaptó y decidió regresar a Xela.
“A causa de la crisis en el HRO, se acabaron los pañales y los medicamentos que yo tomo, así que solicité mi egreso y retar a la vida”, expuso.
Vende productos
“Cuando estaba en el HRO una amiga me visitó. Le conté los problemas que tenía y me regaló ganchos y diademas para que los vendiera y así pudiera ganar un poco de dinero”, añadió.
López relata que alquila un cuarto por Q325 al mes, y que además le paga a una persona para que la ayude a movilizarse para dirigirse al lugar de su venta; sin embargo, lo que gana solo le alcanza para comprar medicinas y alimentos.
Ejemplo de lucha
Personal del HRO manifestó que la actitud de López es un ejemplo de perseverancia, ya que a pesar de las dificultades que tiene, está dispuesta a triunfar con arduo trabajo.
“La conocí cuando estaba internada en la cirugía de mujeres. Después, ella decidió colocar su venta y se le permitió para que tenga un sustento. Es un ejemplo de que cuando Dios nos da la vida podemos desarrollar cualquier labor”, dijo Henry Díaz, subjefe de vigilancia del HRO.
Sueña con ayudar
López manifiesta que ha perdonado a las personas que le hicieron daño, y que a pesar de que su situación económica no le permite estudiar psicología, sueña con ser profesional, y así ayudar a personas necesitadas.
“Cuando vine al hospital una psicóloga me ayudó a superar el trauma de lo que viví. Así como yo estaba de mal, muchas personas necesitan ayuda de un psicólogo, pero es caro. Yo quiero ayudar a niños abusados, así como a hombres y mujeres maltratados”, aseguró.
Si usted quiere ayudar a Ruth López, puede encontrarla en los alrededores del HRO y comprarle alguno de sus productos, o brindarle otro tipo de apoyo.