También retirar el mobiliario para evitar la carga innecesaria y evitar en el área la permanencia de personas, empleados y visitantes.
Además, se recomendó hacer un apuntalamiento en el primer piso para garantizar la permanencia de la bóveda y considerar el cierre de la avenida y calle aledaña al edificio, con el fin de evitar el movimiento que genera el tránsito vehicular.
Borrayo también recomendó que se consideren trabajos preventivos y de integración de materiales que sean necesarios, principalmente en la bóveda que da indicios de daños por soportar cargas, vibraciones y sismos frecuentes.
Las recomendaciones fueron aprobadas por el Concejo en pleno y será responsabilidad de la alcaldesa Susana Asencio determinar el modo y tiempo de las acciones.
Presupuesto para estudio
María Eugenia Contreras, concejal tercero, recordó que en el presupuesto 2017 hay un fondo de Q900 mil para un diagnóstico estructural del edificio, pero que por negligencia de la administración municipal no se ha llevado a cabo.
La alcaldesa, Susana Asencio, aseguró que el sistema de construcción del edifico no es antisísmico ni moderno, por lo que deberá contratarse a un especialista de la arquitectura antigüeña para hacer los estudios y trabajos de restauración.
Un edificio de 1773
Enrique Berdúo, cronista de la ciudad colonial, explicó que el palacio municipal ocupa el sito que desde 1543 fue designado para las casas consistoriales y como otros edificios de la ciudad, ha tenido daños por los terremotos acontecidos en el Valle de Panchoy.
El edifico fue edificado en el siglo 18 y estrenado en 1743. Por los terremotos de Santa Marta de 1773 quedó con daños en su estructura y en 1799 el cabildo volvió a tomar posesión del edifico.
Para el terremoto de 1976, autoridades de la época desalojaron el edificio mientras se efectuaban los trabajos de restauración. Esta edificación es uno de los íconos de la ciudad colonial.