“Cuando el albergue fue abierto —en el 2012— nos dijeron que la estadía era temporal y que obtendríamos vivienda formal; sin embargo, ese sueño se terminó al pasar el tiempo y poco a poco varias personas lo abandonaron; solo quedamos las más necesitadas, entre ellas 60 niños”, comentó la afectada Gregoria Escalante.
Mishel Aquino, vecina del lugar, dijo que la situación es preocupante, pues la mayoría de los menores padecen de desnutrición severa, enfermedades de la piel, gastrointestinales, y resfriados comunes, pero las autoridades no los han apoyado.
Personas que no son del lugar se asombran al ver que los niños se mantienen descalzos, con las manos llenas de tierra y jugando en el polvo o el lodo.
“Los niños de este lugar viven la Navidad y las fiestas de fin de año como un día normal, pues nunca reciben regalos y se tienen que conformar con comer frijoles y tortillas, por la pobreza que se vive”, expresó un poblador.
Piden ayuda
La mayoría de las covachas de lámina, madera y lona colapsaron.
“Hay familias que han luchado para irse a otro lugar a alquilar o a vivir con familiares, porque las condiciones en las que estamos aquí ya no son adecuadas. Se han caído cinco covachas con familias adentro, pero gracias a Dios nadie ha salido lastimado porque no pesan mucho”, relató Íngrid Chacón, encargada del albergue.
Los casi 160 afectados se quejan de que a las autoridades municipales se les olvidó que existen, pues no las han visto por el lugar.
“Vemos con mucha tristeza que la Municipalidad se endeudó con millones de quetzales para la construcción de un complejo deportivo y tiene en total abandono a estas familias, que desde hace cuatro años están a la espera de que les construyan un lugar digno para vivir”, añadió Chacón.
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