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La trágica historia de Tom Ballard, el montañista hallado muerto junto a su compañero Daniele Nardi tras pasar 12 días desaparecidos en el Himalaya

Se confirmaron los peores presagios. Este sábado, el equipo encargado de las labores de búsqueda de Tom Ballard y Daniele Nardi, desaparecidos desde hacía más de una semana, confirmaron que los cuerpos sin vida encontrados en el Nanga Parbat (Pakistán) corresponden a los dos montañeros.

El pasado miércoles se había informado de que se suspendían las labores de búsqueda, pero el jueves el escalador español Alex Txikon dijo que había visto dos siluetas por la ruta del espolón Mummery por la que los desaparecidos tenían previsto ascender.

El embajador de Italia en Pakistán, Stefano Pontecorvo, aseguró entonces que se seguiría buscando hasta que no hubiese ninguna posibilidad de continuar.

Este sábado el propio diplomático ha tenido que dar las peores noticias.

“Con gran tristeza les informo que la búsqueda de @NardiDaniele y Tom Ballard ha terminado, ya que @AlexTxikon y el equipo de búsqueda han confirmado que las siluetas de Mummery (encontradas) a unos 5.900 metros son las de Daniele y Tom. DEP”, dice Pontecorvo en su cuenta de Twitter.

El último contacto por parte de ambos tuvo lugar cuando se encontraban a 6.300 metros y se cree que los escaladores pudieron quedar atrapados en una avalancha.

El escalador estuvo desaparecido más de una semana junto a su compañero, el italiano Daniele Nardi cuando intentaban alcanzar su primera cima de más de 8.000 metros con el ascenso al temible Nanga Parbat en Pakistán, conocido como la “montaña asesina” del Himalaya.

Cumplir un sueño

Tom Ballard creció soñando con emular las grandes hazañas de su madre, pero la vida le reservó el final más trágico. Desde antes de nacer su vida ya giró en torno a las montañas.

Su madre, Alison Hargreaves, se convirtió en 1995 en la primera mujer en la historia en alcanzar la cima del Everest sola y sin ayuda de oxígeno artificial.

Ese ascenso fue el mayor logro de la alpinista escocesa que, desde la cumbre, envió un mensaje a sus hijos: “Para Tom y Kater, mis niños, estoy en el punto más alto del mundo y los amo profundamente”.

Hargreaves, fascinada desde niña por explorar las cimas más icónicas del mundo, siempre se mantuvo fiel a su lema de vida: “Es mejor haber vivido un día como un tigre que mil días como una oveja“.

Un ejemplo de esta filosofía lo dio en 1988, cuando embarazada de seis meses de Tom escaló la mítica pared norte del Eiger, en los Alpes.

Su ambición por seguir coronando cumbres la llevó a preparar una expedición al K2, la segunda montaña más alta del mundo, tan solo meses después de haber conquistado el Everest.

Para ella no tenía sentido asumir riesgos y siempre abogó por no hacer cosas que pusiera en peligro su vida, pero ni la más exhaustiva preparación pudo evitar lo que le ocurrió después de llegar a la cima del K2.

En el descenso, Hargreaves y otras cinco personas fallecieron al quedar atrapadas en una tormenta. Tenía 33 años y su cuerpo nunca pudo ser recuperado.

Pese a lo ocurrido, su marido Jim Ballard le dijo a la BBC días después de la muerte de Hargreaves que su intención era seguir su legado y que dependería de sus hijos el seguir los pasos de su madre en el futuro, si fuera su deseo.

Tom lo hizo y en su carrera completó ascensos en varias de las más importantes cadenas montañosas del mundo.

Nunca tuvo otro deseo que ser montañista y siempre quiso conquistar el Himalaya como lo hizo su madre hace 24 años.

Lamentablemente, no ha podido ser.

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