En el interior de un pequeño departamento en la popular zona de la Merced, en el centro de la Ciudad de México, la magia de la lucha libre, ese deporte-espectáculo altamente consumido en este país, se percibe por doquier.
El reconocido gladiador Súper Muñeco, con 38 años como profesional, se coloca la máscara y ropa cómoda para comenzar una serie de ejercicios con los que se mantiene activo físicamente durante la cuarentena que ha confinado en sus casas a millones de personas en el mundo.
Aunque falta el cuadrilátero, con sus 12 cuerdas y 36 metros cuadrados de lona, los luchadores mexicanos se las ingenian para entrenar en casa como lo hace Súper Muñeco.
Acostumbrado a la actividad constante, tanto en el entrenamiento como en los combates, el gladiador mexicano al igual que cientos de sus colegas se encuentra caído en la lona por ese rudo rival llamado coronavirus que suma ya más de 3 millones de contagios a nivel mundial y se ha cobrado la vida de más de 200 mil personas
“Podrán desaparecer los luchadores, pero la lucha libre no va desaparecer nunca”, contó en entrevista con la agencia de noticias Efe el popular luchador Súper Muñeco.
Según su experiencia en sus viajes al extranjero, a los mexicanos les identifican con las palabras “mariachis, tequila y máscaras”.
Para el gladiador, cuya máscara tiene como personaje a un sonriente payaso, el confinamiento ha sido una medida dura.
Es difícil estar encerrado y aunque ha evitado salir por miedo a la pandemia y morir, cuando ha dejado su casa para comprar comida y alimentos, lo ha hecho con total precaución.
Relató que en la lucha libre, como en todos los deportes, las lesiones son recurrentes y con ello viene la inactividad, algo que viven actualmente los luchadores.
“Los luchadores no estamos acostumbrados a parar y para un deportista la rutina de no hacer nada es terrible”, apuntó.
Pelear contra la inactividad
Ante la emergencia, Súper Muñeco ha tomado la sala de su casa para ejercitarse, aunque de manera limitada, en compañía de su hermano, también luchador, llamado El Sanguinario Jr.
“Algunos días en la casa hago sentadillas -cuclillas- o lagartijas –planchas-. Como profesionales tenemos que hacer algo, movernos”, dijo.
En 2009, los luchadores ya padecieron una crisis similar a la actual con la pandemia de la influenza H1N1, que acabó con el trabajo de promotores, quienes ante la crisis cerraron sus arenas, y los gladiadores se quedaron sin trabajo.
Ahora los gladiadores viven un clima similar, de incertidumbre por el futuro, pero también de esperanza ante el posible regreso.
Para el luchador Payaso Coco Rojo es difícil que esta pausa provocada por el covid-19 acabe con esta popular actividad.
“En aquel tiempo cerraron muchas arenas”, pero ahora el regreso y la vuelta a las funciones “será diferente porque hay muchos canales de difusión”.
Tanto Súper Muñeco como Payaso Coco Rojo aseguraron que los aficionados tiene ganas de ver lucha libre y como ejemplo contaron que a pesar de la difícil etapa económica se venden en redes sociales máscaras, playeras y otros artículos.
Con 35 años como profesional, Payaso Coco Rojo relató que además de luchar, da terapias a sus colegas para tratar lesiones y desde hace 11 años organiza la “Expo Máscaras” para vender sus productos, firman autógrafos, se toman fotos y celebran combates.
Sobre sus actividades durante la cuarentena, Coco Rojo contó a Efe que hace algunos ejercicios en el barrio de Tlatelolco, donde vive, además de llevar una dieta especial para no subir de peso.
“No nos vamos a pasar nada por no asistir al gimnasio uno o dos meses, pero por el virus sí”, expresó entre sus típicas carcajadas. “Nuestro cuerpo está acostumbrado a los golpes y las caídas y cuando se activa, retoma el paso”, expuso.
A la espera de la reapertura
En el sur de la capital, cerca de Ciudad Universitaria de la UNAM, vive un joven cuyos vecinos no saben que es luchador profesional: Ciclón Ramírez Jr.
Con casi 14 años como profesional, el gladiador contó a Efe que la pandemia “pegó feo”, más que cualquier rival, al dejar a luchadores y promotores sin trabajo.
Agregó que el gremio está “a la espera de volver”, pero para regresar “todos debemos cumplir las normas que se han ordenado” como quedarse en casa y medidas de prevención e higiene.
Ciclón estima que tras un ‘encierro’ tan prolongado “cuando las arenas reabran la gente asistirá y si no hay dinero, los promotores deberán ser creativos para meter gente a las arenas”.
Recordó que al ser un trabajo poco usual no todos los luchadores contaban con ahorros, ni estaban preparados para quedarse en casa por tanto tiempo, aunque él cuenta con trabajos extras como su participación en un programa por internet y encargado de una tienda virtual donde se venden máscaras.
Sostiene que los luchadores y deportistas no deben dejar de entrenar porque “el cuerpo está acostumbrado y cuando regresemos al ring vamos a estar torpes, sin condición y pasados de peso, en mi caso mi cuerpo es mi negocio y debo cuidarlo”.
Con los gimnasios cerrados, Ciclón se mantiene físicamente practicando en casa crossfit y ejercicios de alta intensidad.
El Gobierno mexicano estima que el regreso a las actividades se hará de manera escalonada, a partir del 1 de junio, pero como parte de la industria del entretenimiento la empresas de lucha libre no saben en qué momento lo podrán hacer.