“La gente debe saber que yo estoy un poco loco. Pero no se trata de que sea solo un evento divertido, nace también de mi impotencia”, declaró el alemán de 38 años, ganador en el 2019 del célebre Ironman de Hawaï, a la agencia SID, filial deportiva de la AFP.
“Quiero demostrar que se pueden hacer muchas cosas en casa si uno es un poco creativo”, añadió.
Su odisea comenzará con la natación, con casi 4 kilómetros de nado en su piscina a 9 grados, equipada de un dispositivo que permite propulsar agua a contracorriente.
El tiempo estimado sobre el agua es de 45 minutos.
Después comerá un bocadillo, pero ya subido a su bicicleta estática. Durante su carrera, otros corredores podrán unirse a él y apoyarle virtualmente a través de la plataforma Zwift.
El campeón olímpico de triatlón en Pekín-2008 acometerá finalmente la distancia del maratón sobre una cinta de correr.
“Quiero que este evento sirva para apoyar a aquellos que están compitiendo en los hospitales días sí y día también”, explica.
Durante su actuación, los espectadores podrán comprar productos deportivos, y los ingresos serán destinados a asociaciones en lucha contra el nuevo coronavirus.
El atleta pretende repartir esos ingresos entre Alemania y España, un país en el que la pandemia se ha cobrado ya la vida de más de 15 mil personas.