Deporte Nacional

Barrondo y Ortiz vuelven a entrenar en el asfalto después de ocho semanas de aislamiento

Érick Barrondo y su esposa, Mirna Ortiz, ponen fin al confinamiento en Granada, España, después de 53 días, y regresan al trabajo fuera de su residencia.

Erick Barrondo realizó su primer entrenamiento después de 53 días de estar entrenando dentro de su residencia en España. Foto Prensa Libre: Cortesía Erick Barrondo

Erick Barrondo realizó su primer entrenamiento después de 53 días de estar entrenando dentro de su residencia en España. Foto Prensa Libre: Cortesía Erick Barrondo

Una sensación de libertad pudieron experimentar los marchistas guatemaltecos Érick Barrondo y su esposa, Mirna Ortiz, quienes volvieron ayer a pisar el asfalto, después de 53 días de haber permanecido aislados, por la crisis sanitaria que ha ocasionado el nuevo coronavirus en todo el planeta.

Una sensación de libertad pudieron experimentar los marchistas guatemaltecos Érick Barrondo y su esposa, Mirna Ortiz, quienes volvieron ayer a pisar el asfalto, después de 53 días de haber permanecido aislados, por la crisis sanitaria que ha ocasionado el nuevo coronavirus en todo el planeta.

Durante ocho semanas los marchistas nacionales se entrenaron sobre una caminadora eléctrica. Foto Prensa Libre: Cortesía Erick Barrondo.

“Es más grande la sensación de libertad que la sensación física”, fueron las primeras palabras del medallista olímpico en Londres 2012 cuando volvió a pisar el asfalto, después de haber pasado encerrado casi dos meses y con sesiones dobles de entrenamientos.
Barrondo y Ortiz volvieron a entrenarse al aire libre, gracias a las acciones que tomó el gobierno español en el primer día que la población pudo salir de casa.
“Se trabajó en un circuito que no hacíamos desde hace mucho tiempo, es algo duro, pero hoy —ayer— lo sentí como si fuera el mejor de todos donde he entrenado”, expresó.
Los marchistas volvieron a recorrer las planicies en la localidad de Guadix, Granada, España, algo que extrañaban y anhelaban después de haberse ejercitado en su casa, sobre una caminadora eléctrica, para no perder el ritmo.
Larga pausa
Antes de que la pandemia sometiera al aislamiento a todas las personas, para frenar los contagios, Érick y Mirna se encontraban en el país ibérico, al mando del entrenador Paquillo Fernández, afinando los detalles para varias competencias que tenían calendarizadas antes de su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“En un principio nos afectó mucho, porque en Latinoamérica y Asia seguían entrenando y había competencias que aún no se habían suspendido, en especial los Juegos Olímpicos. En España, donde nosotros estábamos, habían entrado en el confinamiento, los demás países seguían entrenando y el Comité Olímpico Internacional (COI) aún no había dicho si iban a aplazar los Olímpicos. Estaba preocupado, pues tengo ya una medalla de Juegos y estoy trabajando duro, y toda la ilusión para conseguir otra o estar cerca”, comentó Barrondo.
La planificación de los entrenamientos y de las competencias que tenía contempladas junto al entrenador español se vieron afectada por la llegada de la pandemia.
“Estaban las competencias para reafirmar la marca de los 50 km, hicimos todo el entrenamiento y, a falta de 12 días, la suspendieron. Fue como echar más de mil 500 km de preparación a la basura. Aún así, decidimos que los proyectos no van a tener éxito, aunque esto no dependa de uno, como en esta situación. Terminamos el ciclo y concluimos con el trabajo, aunque no se haya hecho la competencia”, refirió.
Cambio de trabajo
El encierro obligó a los marchistas guatemaltecos a cambiar sus rutinas de entrenamientos y tuvieron que hacer uso de la tecnología para no perder por completo todo lo que habían ganado durante su estadía en tierras europeas.
“Después vino la parte que ya teníamos que entrenar en casa. Fue difícil, porque nosotros trabajamos en carretera, donde tenemos una distancia de hasta 22 km la vuelta. Compramos una caminadora para hacer entrenos funcionales que nos proporcionó el entrenador para mantener la forma física”, indicó.
“Ya cuando tuvimos la caminadora comenzamos a marchar nuevamente, a pesar de que el ritmo que teníamos antes no es el óptimo, pero realizamos sesiones cortas de alta intensidad. No hicimos grandes distancias porque desgasta hacerlo dentro de casa, y además, para evitar lesiones”, comentó Barrondo.
Los marchistas solicitaron al Comité Olímpico Guatemalteco la papelería necesaria para estar listos y no tener contratiempos cuando las aerolíneas retomen labores y deban retornar al país.
“Lo que hicimos fue que las instituciones nos mandaran la papelería que necesitáramos para volver a Guatemala. Nosotros no quisimos regresar antes porque creíamos que era una irresponsabilidad, por estar en un país que estaba en su apogeo de contagios”, enfatizó el deportista nacional.

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