El hecho ocurrió la tarde del jueves en Paraná, 500 km al norte de Buenos Aires, cuando Jara se encontraba entrenando con Patronato, equipo de esta ciudad que lidera el torneo de la Primera B Nacional (segunda).
El jugador de 32 años dijo que había cobrado mucho dinero en Patronato y que lo tenía en su casa porque no había tenido tiempo de ir al banco a depositarlo.
“Alguien me entregó, tenían la información de que yo tenía plata en mi casa. Y eran barras de Patronato”, dijo y agregó que “le decían a mi señora que entregue la plata que tu marido cobró”.
Contó que “encerraron a mi suegra, mi mujer y mi hija de un año. Si nos les daba la plata se llevaban a mi hija”.
Vecinos alertados por los movimientos extraños tomaron el número de patente del vehículo que los asaltantes habían dejado estacionado en la puerta, este dato orientó a la policía que identificó a los barras cuyas fotografías fueron reconocidas por el suegro de Jara.
Las barrabravas, parte del folclore del deporte más popular de Argentina, son a veces violentas y se han ido transformando en verdaderas bandas que disputan poder y suculentos negocios en los clubes.
De hecho, desde el segundo semestre de 2013 rige la prohibición de la presencia de la parcialidad visitante en las canchas pero desde entonces se registraron numerosos hechos violentos a raíz de disputas entre facciones de una misma afición.