Joao Bosco, un mensajero de 67 años, y Vanderson Balbino, un comerciante de 27, ambos cariocas, fueron los primeros en llegar a la fila.
“Tengo entradas para cuatro juegos, dos en el Maracaná. Aún quiero ver un juego de Brasil, voy a intentar en las ciudades donde el equipo juega. Como voy con mi hermano, la cuenta es el doble. Ya gasté unos 8.000 reales (unos 3.500 dólares)”, dijo Balbino a periodistas con una sonrisa amplia mostrando los boletos.
Bosco compró dos boletos para el juego España-Chile, el 18 de junio en el Maracaná, por el Grupo B. Los compró como regalo de cumpleaños para su hija, Andrea. Al recibirlos los colocó rápidamente en el bolsillo de su chaqueta negra, para protegerlos en el regreso en bus a su casa, en la periferia de Rio.
La FIFA tiene centros de colecta de boletos en todas las ciudades sedes menos Brasilia (centro-oeste) y Porto Alegre (sur) , que abrirán el próximo mes. Las entradas también pueden ser recibidas a través del correo.
Más de 2,5 millones de entradas fueron asignadas a través de internet para el evento deportivo.
En la última fase fueron vendidos en cuatro horas 126.837 de los 199.519 tickets disponibles para 54 de los 64 juegos del torneo.
Entre los afortunados, los colombianos Felipe Gaviria (30) y Rubén Hernández (62), de vacaciones en Rio, consiguieron comprar entradas para dos juegos de Colombia y otro de Bélgica.
“Tuvimos mucha suerte”, coincidieron suegro y yerno que regresan a su país con un nada pequeño souvenir: entradas para el Mundial.