El delantero que asombraba a los aficionados de los cinco continentes con aquella anotación, que triunfara con la selección italiana y que viviera momentos de gloria en varios equipos de su país, atraviesa ahora sus días más amargos. El fracaso en sus inversiones le ha llevado a la ruina y ya no le queda prácticamente nada de lo que ganó en su etapa como estrella del balón.
“Ya no tengo ganas de jugar más”. Con esas palabras, Vieri, quien nació enBolonia, Italia, 12 de julio de 1973, anunicó en 2009 su retirada de los terrenos de juego. Punto y final a una carrera exitosa en la que disputó dos Mundiales con la selección italiana.
Su trayectoria a nivel de clubes resultó igual de brillante y, con 36 años, el letal delantero colgaba los zapatos después de marcar más de 200 goles. En una sola temporada festejó 25 tantos con el Atlético. Sin embargo, la vida del goleador fuera de los terrenos de juego dio mucho que hablar, casi tanto como sus dianas.
Vieri puso fin a su carrera en el Atalanta para entrar en el mundo de los negocios al mando de la empresa BFC, en la que invirtió prácticamente todo el dinero que le quedaba de sus años de fútbol.
Ahora se encuentra en bancarrota, al igual que el proyecto empresarial levantado junto a su madre. El capo del área ha reconocido que no le queda ni un euro. Está en la quiebra después de haber gastado 16 millones de euros.
Quiere ser técnico
El exdelantero internacional busca ahora una oportunidad en los banquillos para poder subsistir como entrenador. Después de 19 años en la élite, de marcar 236 goles y de ganar dos ligas, una Recopa, una Copa y una Supercopa no dispone de ingresos y quiere trabajar como técnico para remontar el vuelo.
Pero durante su carrera como delantero, Vieri ya dio muestras de una personalidad muy peculiar. Rodeado siempre de mujeres bellas, el italiano vivía una vida loca. La bebida y el póker, afición que le costó grandes sumas de dinero, fueron otras perdiciones de una estrella que ahora pide ayuda.