Pero tras recibir la atención del doctor del United, Martial fue capaz de continuar jugando el domingo, al menos por poco tiempo. Siete minutos después, fue retirado del campo por su bien.
Aunque fue una dura barrida la que derribó a Martial de nuevo a los 34 minutos, el francés aún estaba claramente desorientado por el golpe previo. Después que el equipo médico del United realizó más controles, Martial dejó el campo de juego tocándose la frente con la mano izquierda.
Esto de inmediato despertó dudas sobre por qué Martial había permanecido en la cancha, si se sospechaba de una conmoción cerebral. Las directrices de la Asociación de Futbol inglés (FA por sus siglas en inglés), en vigor desde noviembre, son claras: “No debe regresar a jugar en el día de cualquier sospecha de conmoción cerebral”.
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El director técnico del United, José Mourinho, fue impreciso tras la derrota 3-1 en Watford, al decir que no sabía si Martial estaba conmocionado. Los únicos comentarios de Martial sobre el incidente trascendieron el martes a través de sus redes sociales, donde escribió junto al emoticono de unos pulgares: “Hoy me siento mucho mejor”.
La continua incertidumbre sobre la condición de Martial apuntó al United y si cumplió con los protocolos a seguir por conmociones cerebrales. Headway, una asociación británica de lesiones cerebrales, llamó a una revisión independiente sobre cómo se implementan las directrices de conmoción.
“Con demasiada frecuencia en el transcurso de las dos temporadas pasadas hemos visto a jugadores que regresan a los partidos tras una lesión en la cabeza, sólo para ser sustituidos poco tiempo después mostrando señales más obvias de conmoción cerebral”, afirmó Headway en un comunicado, advirtiendo sobre los peligros de que un jugador reciba un segundo golpe.
Pero Ian Beasley, quien ayudó en la elaboración de las directrices de la FA, advirtió que no hay que precipitarse en cuanto a juzgar a los clubes o sus médicos.
“Pasan cosas en la cancha que son fáciles de observar desde las tribunas y en una cámara, pero no son simples de ver al costado de la cancha”, declaró Beasley a The Associated Press.
“Es como si alguien que se tuerce el tobillo. Ves cómo va y dentro de dos minutos levantan la mano y dice que no puede seguir. No se ha hecho más daño, pero al menos sabe cuál es la situación”.
La Fifa permite detener los partidos durante tres minutos en lo que los médicos de los equipos atienden a jugadores con lesiones en la cabeza.
Se requieren evaluaciones instantáneas durante los partidos, aunque no existen pruebas precisas para las conmociones cerebrales.
— ¿En qué estadio estamos?
— ¿Qué mitad es ahora?
— ¿Quién anotó el último gol en este partido?
“Todas las preguntas pueden ser respondidas con normalidad y luego en el interior empiezan a sentir los efectos, cinco ó 10 minutos después, algunas veces dos horas más tarde”, afirmó Beasley, quien fue el médico de la selección de Inglaterra hasta junio, cuando dejó la FA.
Los médicos como Beasley pueden recibir llamadas de los jugadores mucho después de una sospecha de conmoción cerebral en un partido que no fue inmediatamente obvia en el momento.
“La conmoción no es una cosa simple”, sostuvo. “Así que la gente llamará dos horas después que se ha ido a casa en la noche después del juego y dice, 'tengo jaqueca y me siento muy mareado', y tienen una conmoción. Es una condición que evoluciona”.