De esta manera, el mercado chino ya supera al inglés, con más de 8.000 millones de yuanes (1.100 millones de euros) gastados en 2016.
La tendencia empezó a darse en el mercado de enero de 2016, cuando la Super League China (CSL) había adelantado a la Premier League inglesa con una suma récord de 331 millones de euros por el fichaje de 163 jugadores, según el portal Transfermarkt.
El pasado año, “el mundo entero se vio sorprendido”, pero ahora “el efecto sorpresa no está y todos se esperan lo mismo”, subraya Mark Dreyer, del China Sports Insider.
“Los propietarios millonarios quieren superarse unos a otros y seguir atrayendo grandes nombres”, explica Marcus Luer, de la agencia de marketing Total Sports Asia.
CR7 en el punto de mira
Mientras que antes los clubes chinos buscaban sobre todo a brasileños desconocidos o a jugadores al final de sus carreras, como el francés Nicolas Anelka, las más grandes estrellas del fútbol están ahora en las agendas.
El atacante portugués Cristiano Ronaldo, del Real Madrid, rechazó una oferta millonaria de 300 millones de euros de un club de fútbol chino, según señaló el jueves su agente Jorge Mendes.
En una entrevista a Sky Sports Italia, Mendes explicó que Cristiano había recibido una oferta de un equipo del país asiático que no quiso nombrar con un sueldo de 100 millones de euros anuales.
Además de los fichajes faraónicos, los inversores chinos han abierto la cartera para adquirir los derechos de televisión de los campeonatos y de los clubes extranjeros, con participaciones más o menos elevados en clubes como el Atlético Madrid, el Espanyol, el Inter Milán o el Aston Villa, entre otros muchos.
Las enormes sumas invertidas no tienen realmente sentido económico para muchos. Respecto a sus ingresos, las entradas para ver los partidos de los clubes más populares de la Super League se venden a un precio irrisorio y los derechos de televisión de su campeonato son muy bajos.
“No se puede entrar en esos gastos extras cuando se desembolsan estas sumas por jugadores en la cumbre, no se puede retornar la inversión”, asegura Mark Dreyer.
Esta estrategia responde a la voluntad del régimen y del presidente chino, Xi Jinping, de preparar el terreno con la mirada puesta en una organizar algún día un Mundial y el objetivo de ganarlo.
El sueño del mundial
Con un horizonte lejano, puesto que China solo ha participado en el Mundial de 2002, este país se encuentra en la 82ª posición de la clasificación de la FIFA. El gigante asiático, el más poblado del mundo con 1.375 millones de habitantes, se halla por detrás de archipiélagos como Cabo Verde y Saint-Kitts-and-Nevis, con menos de 600.000 habitantes cada uno de ellos.
Asimismo, la selección entrenada por el italiano Marcello Lippi ocupa la última plaza de su grupo en las eliminatorias por el Mundial de Rusia de 2018, casi sin esperanzas de clasificarse.
“Se gasta mucho dinero en los salarios de jugadores extranjeros, mientras que debería ser en los centros de formación”, lamenta Mark Dreyer.
Los jugadores de renombre parecen servir como una llamada y la estrategia global muestra una inflexión: los clubes chinos están obligados a controlar ahora sus gastos en fichajes para evitar una burbuja especulativa, avisó a mediados de diciembre el Diario del Pueblo, órgano del Partido Comunista chino en el poder.
La Federación China de Fútbol (CFA) anunció que reducirá de cinco a cuatro la cuota de jugadores extranjeros autorizados en cada club para evitar obstaculizar el horizonte de los futbolistas chinos.
“Los jugadores extranjeros de alto nivel han aportado su dinamismo a la CSL y han hecho los encuentros más atractivos, pero han creado un carga económica para los clubes al reducir las oportunidades a los nuevos jugadores”, subrayaba la federación, que precisa que solo tres extranjeros serán autorizados a jugar al mismo tiempo en cada equipo.