Pero es “altamente improbable” que lo haga en compañía de su predecesor bávaro Benedicto XVI, indicó este jueves el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano.
“El partido será a las 21 horas (13 horas de Guatemala) y el papa Francisco se suele acostar sobre las 22 h., podría querer ver la final pero no tengo información al respecto a tres días del evento”, explicó Lombardi.
Al pontífice, exarzobispo de Buenos Aires, le gusta el fútbol, la verdadera “religión” de su país y podría ver el partido, esperado por millones de hinchas argentinos, y decidir hacerlo sin avisar a nadie, en el último momento.
Incluso si le gustara, una invitación del papa Francisco a su predecesor para ver juntos el partido entre sus dos países de origen no tendría mucho sentido, explican desde el Vaticano.
Benedicto XVI, papa teólogo, intelectual y pianista, nunca fue deportista. “Podemos excluir de manera categórica que tenga ganas de ver el partido”, afirmó por su parte una fuente del Vaticano que prefiere mantener el anonimato.
“No es su fuerte, no es un aficionado del fútbol. Sería como someterle a una penitencia, obligarle a estar, a sus 87 años, delante de una pantalla durante 90 minutos viendo la final, ya que nunca ha visto un partido entero en su vida”, añade la misma fuente.
Cuando era papa, Benedicto XVI se mantenía al corriente de los principales partidos y podía hacer algún comentario pero no es ni un conocedor ni un aficionado, incluso pese a que el Bayern Múnich alemán es uno de los clubes más prestigiosos del mundo.
Por contra, ávido hincha del bonaerense San Lorenzo de Almagro, el papa Francisco ha seguido siendo socio de su club después de haber subido al trono de San Pedro en marzo de 2013 y seguirá pagando su cuota.
De manera poco habitual, el periódico del Vaticano, Osservatore Romano, pronosticó el 2 de julio que una final Argentina-Alemania “con dos hinchas de excepción como el papa Francisco y Benedicto XVI, podría entrar en la historia del fútbol”.
“Podría ocurrir que una final entre en la historia por tener dos aficionados tan poco comunes”, insistió el autor del artículo, Tommaso Damiani, jugador muy popular en Italia, conocido por sus firmes convicciones católicas.
Esta “final de los papas” ya ha calado entre los usuarios de las redes sociales. “La red (Twitter) se ha desatado: la final del Mundial entre el papa Francisco y Benedicto XVI”, reveló un tweet de RaiNews, adjuntando un foto-montaje con los dos papas rezando juntos, pero cada uno por su equipo.
“Va a ser la guerra”, bromeó el papa Francisco con un grupo de guardias suizos pocas horas antes del partido de octavos de final Argentina-Suiza que los soldados le invitaron a ver en su cuartel.
Pero Francisco, consciente de la pasión que levanta el fútbol, se ha cuidado mucho de pronunciarse sobre el Mundial o de hacer cualquier tipo de pronóstico. Tiene que aparecer, ante todo, como el jefe de una Iglesia universal.