El perfil de Pochettino como entrenador siempre ha sido del gusto de las altas esferas madridistas. El segundo adiós de Zinedine Zidane, un entrenador que jamás habría cesado Florentino Pérez y solo por deseo propio saldría del cargo, llegó en un momento en el que el argentino ya dirigía al PSG. En enero fue el elegido para relevar a Thomas Tuchel en el cargo y las puertas de la casa blanca eran cerradas, al menos de forma provisional.
Con el tiempo parecen destinados a encontrarse. Un técnico que siempre dijo que jamás dirigiría al Barcelona, máximo enemigo madridista, por su eterno amor al Espanyol. Con un perfil que encaja a la perfección con el Real Madrid, por su apuesta por un futbol ofensivo y la manera de manejar vestuarios. Aún presente la figura de defensa que ejercía liderazgo en su etapa como jugador.
La presión alta y el fútbol directo han sido características de Pochettino desde sus inicios en el Espanyol, tres años después de colgar las botas con el reto cumplido de salvar a un equipo donde dejó una huella imborrable. Un estilo que encajó a la perfección con el ritmo frenético del fútbol inglés. Se divirtió con el Southampton. Y pronto el Tottenham se fijó en él.
Su reto era convertir a los ‘Spurs’ en un equipo competitivo y vaya que si lo consiguió. Hasta lo metió en la final de la Champions League, una espina por quitarse tras caer ante el Liverpool, y la pasada edición, ya con el PSG, cediendo en semifinales ante el Manchester City de Pep Guardiola. Ante sí el gran reto de dar la primera ‘Champions’ al millonario equipo de París. Su gran desafío ante el que se cruza el rey de Europa, un Real Madrid que siempre sabe competir en su competición preferida.
En dos ocasiones Mauricio pudo dirigir al Real Madrid. A la tercera será la vencida. Sus recuerdos no son precisamente positivos en sus enfrentamientos y es su ‘bestia negra’. Perdió los siete primeros, al mando del Espanyol, y comenzó a desquitarse con el Tottenham, al cruzarse en una fase de grupos de la Liga de Campeones, en 2017, empatar en el Santiago Bernabéu y vencer, al fin, en su noveno intento en Londres. Un 3-1 contundente a Zidane.
PRIMER CARA A CARA CON ANCELOTTI
La cita tiene un aliciente extra al pulso de futbolistas de la dimensión de Leo Messi, Kylian Mbappé o Neymar ante Karim Benzema, Toni Kroos o Luka Modric. Llega en los banquillos con dos técnicos de talante que nunca se enfrentaron. Dos amantes del juego vertical. La larga experiencia de ‘Carletto’, ganador de tres Copas de Europa, ante el hambre de Mauricio. 171 partidos del italiano en Champions, 31 con el Real Madrid y apenas cuatro derrotas.
43 de Pochettino en la competición, apenas 12 con el PSG y cuatro derrotas. La última ante el Manchester City, otro de los rivales que más daño le han hecho como técnico, que provocó que acabase la fase de grupos de la presente edición en el segundo puesto y estuviese expuesto a un enfrentamiento de grandeza como el que deparó el destino, tras el error en el sorteo, con un Real Madrid que valora su figura como entrenador para un futuro cercano.
Ancelotti regresó con un objetivo primordial, ganar la única Liga de las grandes que falta en su historial, y en su tercer intento va camino de conquistarla. Nunca puso freno a las ilusiones del madridismo en la Champions League, renacidas por las semifinales alcanzadas la pasada temporada en un mal curso que sin embargo vio de cerca la gran final y una regularidad con una clara mejoría del futbol en la primera parte de la campaña con él ya al mando.
Su libro de estilo es de sobra conocido. Su equipo titular está más que definido y se puede recitar de memoria si Karim Benzema arriesga para jugar. El 4-3-3 inamovible para un duelo de grandeza que marcará el rumbo del curso madridista.