“El Sevilla es un equipo de Champions y que hizo una gran temporada el año pasado. Va a ser un partido difícil porque están bien en la tabla y están jugando bien. Lo sabemos”, asumió hoy Zidane.
“Necesitamos a la afición como siempre o más. Los queremos del minuto uno al 90, así vamos a ganar seguro con la gente detrás de su equipo. Eso nos va a ayudar a jugar bien y estar concentrados”, añadió el técnico galo en un mensaje explícito a la hinchada blanca.
Frente a un Sevilla que cuenta por victorias sus últimos tres partidos en el campeonato doméstico y que el miércoles cerró su billete para la próxima ronda de la Liga de Campeones europea, Zidane apeló más al calor de los fans, que ya vieron volar siete puntos del Bernabéu, que al juego de su equipo y de sus cuestionados jugadores.
Pese a sus malos números en la Liga -apenas dos goles-, el galo no pierde su fe en el portugués Cristiano Ronaldo, quien tras recibir el jueves el quinto Balón de Oro de su carrera se autoproclamó como el “mejor jugador de la historia” del futbol.
El astro luso confía en poder festejar el nuevo premio ante su hinchada con al menos un gol que rebaje su manifiesta ansiedad.
Aunque el francés Karim Benzema tampoco presenta mejores estadísticas y el galés Gareth Bale continúa de baja por lesión, los males de Zidane mañana se concentran en la defensa, plagada de bajas.
Sin los sancionados Sergio Ramos, Dani Carvajal y Casemiro ni el lesionado Raphael Varane, el entrenador blanco sólo cuenta con un titular, Marcelo, para armar una zaga que deberá completar con Nacho, el único central puro, Achraf, Marcos Llorente o el joven y recién recuperado Jesús Vallejo.
El Sevilla, por su parte, buscará su cuarta victoria consecutiva y tres puntos que le permitirían rebasar al Real Madrid con las ausencias del portugués Carriço y del argentino Nico Pareja.
“La inercia no te hace ganar partidos, estamos donde queríamos estar, pero mañana será una historia nueva, difícil de afrontar. Ojalá después del partido podamos decir que la inercia continúa”, señaló hoy Ernesto Marcucci, el ayudante del convaleciente Eduardo Berizzo.
“Trataremos de que (el partido) sea igualado, de salir a competir ante un grandísimo rival que siempre pone las cosas muy difíciles, y de que el equipo vaya tomando confianza con el paso de los minutos”, añadió el técnico argentino que no conoce la derrota desde que sustituyó a su compatriota al frente del equipo.
El Valencia, a su vez, intentará reponerse de su primera derrota en la Liga -el domingo frente al Getafe- con un triunfo frente al Celta que lo aproxime de nuevo al Barcelona.
Los dirigidos por Juan Carlos Unzué fueron, precisamente, en la pasada fecha, con un empate, el primer equipo en birlar dos puntos del Camp Nou en el último año. Así que acuden al estadio de Mestalla en la décima posición y recargados de moral.
“Mañana es un partido diferente con un nivel de exigencia superior al del Barcelona. Los equipos de Marcelino son difíciles de doblegar”, afirmó hoy Unzué.
“El Barcelona, de por sí, quiere la pelota y el Valencia es un equipo que se siente bien sin ella, con un 4-4-2 bien trabajado y con una gran transición defensa-ataque”, explicó el técnico de los gallegos.
Tras verse envuelto en una pequeña polémica por asegurar que la plantilla del Real Madrid esta temporada es inferior a la de la pasada, Marcelino García Toral intentará, sin los lesionados Guedes, Murillo y Garay, mantener la ventaja del Valencia respecto a los blancos con un triunfo frente al Celta.
La jornada de sábado de la Liga se abrirá con el Getafe-Eibar y se completará con el Deportivo-Leganés.