Esa seguidilla evidenció los problemas, principalmente en la línea defensiva, de un Municipal sin un estilo de juego definido y lleno de variantes.
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Los panameños Felipe Baloy y Blas Pérez —a quienes se les termina su contrato con los rojos— no marcaron la diferencia y no lograron ser los líderes que se esperaba según la trayectoria por la que fueron contratados; al igual que la rotación en la portería en los últimos juegos y las constantes lesiones que afectaron a muchos de sus jugadores.
“Pareciera que hay una división muy marcada desde la afición, directiva y jugadores. Se nota desde afuera una falta de identidad con el equipo”, expresó Gonzalo Romero, exjugador de Municipal.
Una de las constantes en Municipal también ha sido el recambio de jugadores en su plantilla en cada final de temporada sin continuar un proceso como lo había hecho en otras temporadas.
“Hay jóvenes que necesitan ganar experiencia pero con referentes que los puedan guiar, no jugadores que sean irrelevantes”, agregó Chalo Romero.
La peor posición de los rojos en un torneo había sido 11, —Clausura 2013— dirigidos por el hondureño Ramón Maradiaga.
“Su juego no es bueno y no hay que esconderlo. Los que están adentro son los únicos que saben qué deben hacer para que Municipal vuelva a ser el equipo de antes”, agregó German Ruano, exjugador de Municipal.
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