Sin embargo, debido al brote del mal, la entrega de los pedidos de este año, y en especial para la temporada navideña, como nacimientos y figuras de pastores, ángeles, casitas o iglesias, se atrasó e incluso hubo menos producto, según vendedores de diferentes mercados.
Este problema provocó que el producto subiera de precio.
Leticia Gómez, vendedora del Mercado Central, comentó que de los 15 artesanos que le proveen, cinco enfermaron de chikungunya.
“La entrega ha sido lenta y no hubo la cantidad de producto como en otros años”, añadió Gómez, que tiene 20 años de ayudar a atender el negocio familiar.
En La Vieja Chinautla, localidad ubicada a 10 kilómetros de la capital, Efraín Martínez, encargado de uno de los negocios de artesanías, indicó que de 25 artistas con los que trabaja los diferentes tipos de productos, incluyendolo a él, han contraído dicha enfermedad.
Contó que mientras en otros años han logrado elaborar unos 200 nacimientos, en este solo superaron los 80.
José Juan López, encargado en otro negocio de esa comunidad, dijo que desde octubre se preparan para cumplir con los pedidos de la época navideña, pero en esta oportunidad tuvieron atrasos.
Su mamá, una mujer de 49 años, es artesana y también enfermó.
El impacto se extiende a lo largo del año, ya que cada artesano tiene su especialidad.
Unos elaboran nacimientos y figuras pequeñas y otros trabajan productos grandes, como macetas, jarrones, cúpulas, imágenes religiosas u otro tipo de adornos con demanda todo el año.
Aparte de los días de reposo a que obliga la enfermedad, el dolor permanece hasta por dos años y eso provoca que el trabajo sea más lento, comentaron los afectados.
La artesanía de Chinautla es moldeada con las manos, sin uso de herramientas o aparatos.
Hasta el 12 de diciembre recién pasado, en el lugar, se reportaban 195 casos de chikungunya, mientras que en el 2014 no se conoció ninguno, informó la jefa de Epidemiología del Ministerio de Salud, Judith García.
En La Vieja Chinautla, en donde fue fundado el municipio en 1727, la mayoría de habitantes pertenece a la etnia pocomam y alrededor del 90% de familias depende de las artesanías.
Otros problemas
La comunidad enfrenta otros problemas. Viven a orillas del contaminado río Las Vacas —del cual se obtiene el barro blanco—, además de que algunas áreas están rodeadas de basura y desechos que provienen de la capital.
En el 2010, la tormenta Ágatha destruyó el puente, que hasta la fecha no ha sido reparado y la carretera de la capital hacia el lugar está en mal estado, lo que provoca que la actividad comercial disminuya y se dificulta el paso de posibles compradores.
Carlos Sequén, otro de los vendedores, comentó que antes exportaba más de dos contenedores de productos anuales, pero desde hace cinco años, cuando hubo un cambio brusco en el precio del dólar, las ventas bajaron y ya no logró recuperar las ventas.