Economía

Claro y Conciso: No hay tiempo que perder

Opinión

Guatemala tiene suficientes problemas, expresados en precario desarrollo humano y vergonzosos primeros lugares en temas como la -cruel- desnutrición crónica infantil; también ocupamos cicateros puestos en falta de transparencia, corrupción, desprecio a la vida e ignorancia.

Pero lo malo de no hacerse nada… siempre puede ponerse peor; los problemas de no atacarse frontalmente se agravarán. Guatemala no puede darse el lujo de continuar perdiendo el tiempo en demagogia y el presidente -ante el drama nacional- no debería tirar el dinero, en intentar demostrar ?sus logros? mediante necia publicidad.

Es preciso empezar a trabajar con ahínco en construir un clima de confianza, un entorno afable para la inversión pues las amenazas sobre nuestra economía, encabezadas por la empobrecedora inflación… son muchas. El crimen no cesa, las intimidaciones de malvivientes a pequeños comercios, a clínicas y despachos profesionales están a la orden del día; los secuestros rápidos, los asaltos en cualquier calle, el robo de vehículos, son apenas unos cuantos de los muchos problemas que van en franco crecimiento.

Comunidades -como San Juan Sacatepéquez- entre otras, han tenido que organizarse para hacer lo que nuestra Constitución Política les ?garantiza? en bella prosa y la fuerza pública se ha declarado incompetente, es decir, proteger sus bienes y sus vidas, patrullando y cuidando sus calles, del crimen que se expande como una sucia pandemia.

Otras comunidades deberán hacer lo propio, de modo que la sociedad se continuará sumiendo, en un clima de zozobra que ahuyenta todo tipo de inversión… desde el pequeño emprendedor quien no estará dispuesto a iniciar su negocio, para propiciar sustento a vagos hasta el inversionista extranjero que -ante la oferta de plazas más seguras para fincar su inversión- no tiene porque arriesgarse.

Mucho del desorden social, es resultado de haber fracturado la base de la sociedad: la familia.

?Los mojados?, como peyorativamente llamamos a los héroes que generan las remesas familiares, manteniendo nuestro tipo de cambio estable, son -la mayoría de ellos- cabezas de familia que abandonaron a los suyos, para proveerles su sustento diario, muchos de esos niños sin cabeza de casa son presa fácil del crimen.

También la pobreza y desnutrición, contribuyen a la descomposición social eso es innegable, pues no existe una sola democracia pobre que además sea segura; existen si -en cambio- dictaduras pobres y hasta paupérrimas que son seguras ¿hacia eso querremos ir?

Lo más trágico es que la amoralidad y el descaro, alcanzaron o quizá empezaron, por apoderarse de las instituciones que deberían soportar nuestra democracia y al estar estas instituciones en crisis, manejadas por truhanes o anodinos, ello es equivalente a ?zafarle la alfombra a la democracia?.

El año 2008, trae otras amenazas, además de la descomposición social que parece no tener límite. A estos problemas se sumarán las presiones inflacionarias provenientes de la crisis del petróleo y del presupuesto público creciente que aumentará la burocracia, presionando los precios; continuará también, la repatriación de connacionales ilegales en EE.UU., de los cuales ya han venido más de 30 mil, ello presionará el tipo de cambio.

La cosa no está para bromas, el nuevo gobierno no debe plantear un gabinete de tercera categoría colmado de dogmáticos busca impuestos, debe por el contrario: 1.- Afrontar la criminalidad, corrupción e impunidad con firmeza y 2.- Integrar un equipo de primera, competente y valiente que cumpla con su deber.

El panorama luce gris y lo que menos necesita Guatemala, es otro gobierno ?de transición? que llegue a ?pasar el agua?. Sería deseable que el liderazgo empresarial organizado, los sindicatos y otros grupos de la sociedad civil, se percataran de que es menester evolucionar en la búsqueda expedita y sin cuartel de los principios y valores que rigen cualquier nación exitosa.

¿Nuestro profundo problema económico y social proviene de soslayar los valores?

Por supuesto.

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