Diseñados para los mochileros, famosos entre los millennials y especialmente en el mercado europeo, los hostales, esos alojamientos donde tu cuarto se comparte con al menos un trío de personas en la mayoría de los casos, están igualmente afectados por la crisis a causa de la pandemia de covid-19 y al igual que todo el sector turístico, están en un proceso de reinvención.
Si bien el encanto de los hostales radica en conocer y convivir con completos desconocidos en las salas de juego, el comedor y hasta la cocina, las medidas preventivas para reducir el riesgo de contagio por el nuevo coronavirus prácticamente implican evitar estas acciones.
Y si no, otro de los desafíos estará en recuperar la confianza de su público meta, tradicionalmente asociado a jóvenes que viajan para explorar, apenas con una mochila a la espalda y sin un plan definido. Y por otro lado, ganarse a aquellos que antes de la pandemia no habían mirado a este sector, que para el final de 2020, se prevé que alcance un valor de US$6.13 mil millones a nivel global, casi el 1% del valor del mercado hotelero.
¿Protocolo para hostales?
Desde agosto de 2019, la cadena europea de hostales A&O, con 35 establecimientos en ese territorio, comenzó a implementar medidas tecnológicas como el check-in digital, mismas que permiten reducir la interacción entre personas.
En el mismo sentido, a raíz de la pandemia ha determinado incluir un oficial de higiene en muchos puntos del inmueble, reducir a la mitad su capacidad, poner marcas de distancia entre personas para áreas comunes o de espera, ofrecer gel desinfectante, aumentar y certificar sus procesos de limpieza, e incluso cerrar temporalmente las áreas comunes.
Medidas similares presentó el pasado 20 de mayo la Secretaría de Turismo (Sectur) con los lineamientos para la reapertura de las actividades turísticas en el país, que contemplaban dos apartados para los negocios de alojamiento: uno para plataformas digitales, incompleto el día de su lanzamiento, y el de hoteles, medidas que estos establecimientos asumieron como propias y que usarán como guías para su operación.
“Va a ser difícil implementar lo que están poniendo: el tapete desinfectado, el personal con careta, el equipo de protección. Por costumbre en los demás negocios estamos desinfectando cada tercer día”, comentó a Forbes Fernando Otero, dueño del Hostal Mich, en Morelia, que comenzó a operar apenas en diciembre de 2019.
Otras medidas que se prevén contemplan la entrega a la llegada del huésped de un kit de protección, con un cubrebocas y gel desinfectante. E incluso, que el mismo tapabocas se emplee en las áreas comunes al interior del alojamiento aparece como una alternativa.
El estimado que este incremento en los gastos puede representar en la operación de los hostales oscila entre el 15 y el 30%, de acuerdo con diversos gerentes consultados.
Otras acciones que tomarán la mayoría de los establecimientos de este giro incluyen la reducción de la capacidad mediante el bloqueo o la eliminación de algunas camas, fijar habitaciones familiares, o bien, la instalación de separación física entre las camas.
“Al cambiar la capacidad al 50%, nosotros como empresa podemos ofertar una desinfección más rigurosa de los espacios ya que hay menos gente. Los espacios van a seguir siendo compartidos. En la habitación de 4 personas van a estar las camas separadas con sus cortinas clínicas, el baño que compartirán ellos será solo para esas 4 personas y se desinfectará 3 veces al día”, explicó Jaime Amaro, gerente del Hostal del Centro en Oaxaca.
Estos cambios podrían implicar incluso un nuevo diseño. Para Fernando Rojas y Paola Rivera, fundador y socia respectivamente de Blue Pepper Hostel, que cuenta con 3 establecimientos en Guadalajara, importar el modelo de hoteles cápsula de Japón no parece descabellada.
“Estamos planteando la posibilidad de convertir nuestros dormitorios en cápsulas donde si bien van a compartir espacios con personas desconocidas, sería de una manera más segura, donde cada una estaría aislada y se impartirían diferentes procesos para la desinfección y así ofrecer espacios compartidos que representen menor riesgo para el huésped”, indicó Rojas.
Además, se reducirán los objetos decorativos como cuadros, tapetes, textiles y hasta plantas, y aquellos muebles no necesarios para facilitar las labores de limpieza, tanto en habitaciones como en baños, donde además se encapsulará el papel de baño, los geles y jabones.
“Cambiar las cerraduras de las puertas para menos manipulación física, y que sea más como de empujar, para menos contacto”, agregó.
Las amenidades también sufrirán ajustes. El Hostal Mich cuenta con un futbolito que quizás tenga que ser retirado o llevado a un espacio abierto, mientras que la mensa de pinpón tendrá que acomodarse para mantener la distancia con los demás presentes en la sala de juegos o la televisión.
Igualmente, los servicios de bufet tendrán que adaptarse a pedidos a la carta, mientras que las cocinas compartidas reducirán su aforo o incluso se cerrarán temporalmente.
“Estamos haciendo una cosa muy interesante para la comida, al llegar al hostal, cada huésped va a estar acomodado en una mesa asignada desde su llegada”, acotó Amaro.
Otra vertiente será el aprovechamiento de las plataformas de envío en sintonía con la oferta gastronómica del destino. Jorge Molina, country manager de la consultora de turismo y hospitalidad Experthree.
“Los hostales están limitando las cocinas y comedores, pero están aprovechando el tema del delivery: puedes consumirlo en la habitación o en alguna área, algunos están reportando más el tema de los bares”, comentó.
¿Está en riesgo el modelo?
Si bien estas acciones sumadas a la reducción de la capacidad podrían suponer un riesgo para la rentabilidad de los negocios, en el corto plazo ninguno de los hostales consultados contempla incrementar sus tarifas.
Por el contrario, en casos como los de Michoacán y Jalisco se contempla lanzar ofertas en sintonía con las cadenas hoteleras, en parte como una práctica de lealtad con los demás negocios, en parte porque prevén que el impacto de la crisis económica reduzca la capacidad de pago de muchos de los potenciales clientes.
Los huéspedes de los hostales en México tienen una tendencia similar en las distintas zonas, con una mitad de personas nacionales y otra tanta de extranjeros, mayormente de origen europeo. Por ello, para Molina, el mayor riesgo económico para el sector será la disponibilidad de la demanda.
“La ventaja de los hostales es su economía de escala. El riesgo es el mercado europeo, mientras no lleguen vuelos con clientes, ahí es donde va a apretarles. Su modelo sigue y seguirá funcionando bien”, acotó.
Para ello, las plataformas digitales de búsqueda resultarán una herramienta vital. Hostelworld, el sitio especializado en búsqueda y reserva de estos alojamientos, registró una caída importante en su tráfico a raíz de la pandemia pero mantuvo su número de usuarios por arriba del millón de personas para mayo de 2020.
El tráfico en el portal cayó una sexta parte desde los 7 millones que reportaron en enero. De febrero a marzo pasados, cuando se desató la pandemia en todo el mundo, el tráfico se redujo a la mitad a 3.2 millones en el tercer mes.
“Tenemos operación en España, por ejemplo, y donde más están llegando hoy día reservas en las ciudades españolas del interior son a casas rurales y a hostales; después a hoteles”, comentó el consultor.
A ello se suman los inmigrantes residentes en México, que de acuerdo con estimaciones no oficiales, rondan al menos un millón de personas en el país y que también son mercado para los hostales.
“Otros también que están dirigiendo campañas a ese mercado nacional mochilero para que puedan viajar los jóvenes, venir y atacar ese mercado. Es un tema que apenas se va a medir, nunca habían hecho una campaña en el mercado nacional”, indicó Molina.
Para ello, algunas modalidades podrían apostar a ofrecer habitaciones para grupos o familias pero a un menor costo que los hoteles y con la cercanía y la experiencia de compartir áreas comunes de los hostales.
“No sabemos cómo la gente se va a sentir más cómoda. A lo mejor he pensado en recibir solo a grupos que vengan juntos”, comentó Miguel Enríquez, duelo de Esterito Hostel, en La Paz.
De cualquier manera, el impacto en los ingresos no impedirá que estos negocios se mantengan como empresas rentables.
“Lo vemos de la manera más optimista, como la oportunidad para redefinir la industria de hostales en México, redefinir el método de hospedaje para que la nueva normalidad nos deje operar cerca de lo que operábamos antes”, sentenció Amaro.
* En alianza con Forbes México, artículo de Luis Fernando Lozano.