Una vez expirado el período de gracia, las empresas pagarán un impuesto “del 15% sobre la utilidad neta imponible”, la mitad del actual, añadió el periódico.
Sin embargo, cuando “concurra la explotación de recursos naturales, renovables o no, puede aumentarse el tipo impositivo sobre utilidades, por decisión del Consejo de Ministros hasta un 50%”, precisó el diario.
Esta ley constituye otro paso de apertura en las reformas del presidente Raúl Castro, que buscan potenciar la alicaída economía de la Isla.
Nueva normativa
La norma, que sustituirá a una ley de 1995, “prevé para los inversionistas foráneos un régimen especial de tributación que es realmente ventajoso” y “bonificaciones de hasta el 50% en varios impuestos”, indicó Juventud Rebelde, sin precisar cuáles.
La ley de 1995 fijó un impuesto del 30% sobre las utilidades, aunque el gobierno comunista se reservó el derecho de eximir del pago total o parcial a las empresas que reinvirtieran sus ganancias en la Isla.
La nueva ley busca “ofrecer incentivos a la inversión extranjera y asegurar que la atracción del capital foráneo contribuya eficazmente al desarrollo económico del país”, así como “proveer a los inversionistas extranjeros de plena protección y seguridad jurídica”.
“Sus inversiones, por ejemplo, no podrán ser expropiadas, salvo motivos de utilidad pública o interés social”, y en ese caso se haría “en concordancia con la Constitución y los tratados internacionales (…), y con la debida indemnización, establecida por mutuo acuerdo”, recordó el diario.
En la década de 1960, Fidel Castro nacionalizó todas las inversiones extranjeras al imponer el socialismo en Cuba.
El Gobierno convocó a una sesión extraordinaria del Parlamento para dictar esta ley, en medio de temores de una recesión como secuela de la crisis en Venezuela, el principal socio comercial de Cuba.