Las operaciones se han suspendido ya en todas las plantas y la distribución de productos continuará hasta que se agoten las existencias.
“Lamentamos profundamente la decisión, pero no tenemos los recursos financieros para soportar una larga huelga a escala nacional”, señaló el consejero delegado de la empresa, Gregory Rayburn.
Restructura
La compañía, con sede en Irving (Texas), se había declarado en suspensión de pagos por segunda vez en enero pasado a fin de intentar restructurar sus operaciones para reducir su abultada deuda, de la que culpaba a su estructura de costes.
La huelga comenzó el 9 de noviembre, con un llamado del Sindicato de Trabajadores de Panadería, Dulces, Tabaco y Cereales, después de que un juzgado de bancarrotas acordara concesiones por parte de los trabajadores, rechazadas por los empleados de la empresa.
Hostess recordó que su plan de restructuración incluía dar a los trabajadores el 25 por ciento de las acciones de la compañía, representación en el Consejo de Administración y US$100 millones en deuda corporativa.