ECONOMÍA

Por qué un refrigerador pequeño le cambiará la vida (y las finanzas)

Todos podemos aprender y adaptar aquello que fomente nuestra salud, billetera y entorno, cambios positivos que inician a veces tan solo con un refrigerador más pequeño. Esto lo aprendí de los holandeses.

César Tánchez

|

El tamaño pequeño del refrigerador obliga a salir a comprar más frecuentemente alimentos frescos, según el consultor. (Foto, Prensa Libre: shutterstock).

El tamaño pequeño del refrigerador obliga a salir a comprar más frecuentemente alimentos frescos, según el consultor. (Foto, Prensa Libre: shutterstock).

Recientemente tuve el gusto de hospedarme en la casa de un amigo guatemalteco que se encuentra viviendo en los Países Bajos.


Apenas llegando del aeropuerto a su casa, su esposa me dio el recorrido a fin de familiarizarme lo más rápido posible y hacerme sentir como en casa. Además de mostrarme la habitación donde me hospedaría, me indicaron varios aspectos importantes que debía conocer al ser extranjero, entre ellos hubo uno en particular que me llamó la atención: el tamaño del refrigerador.

La esposa de mi amigo me preguntó al llegar a la cocina: ¿Dónde crees que está el refrigerador? La cocina no era muy grande, pero lo suficientemente abierta como para que esa pregunta no fuera difícil de contestar, pero lo era.

Solo podía observar pequeños gabinetes que apenas superaban el tamaño de la estufa. Finalmente, por lógica, señalé el mueble más grande de la cocina, el cual efectivamente era la ubicación del mismo.

Poco espacio para almacenar

Prosiguió diciéndome que ese refrigerador fue el más grande que pudieron conseguir, en ese país todos los refrigeradores son muy pequeños. Algo que para la cultura latina y más aún para los estadounidenses no es lo común.

Esto provocaba que parte de la vida cotidiana de mis amigos y de la mayoría de holandeses fuera salir a comprar diariamente los alimentos que consumirían, ya que no había mucho lugar para almacenaje.

Inmediatamente pensé en la tediosa tarea de ir al supermercado todos los días. Desde mi perspectiva, ir al supermercado es algo que está muy lejos de mis primeras 500 cosas que me gusta hacer.

¿Ir al supermercado todos los días?

¿Ir de compras aun cuando nieva?, ¿aun cuando llueve?, ¿aun cuando hay un sol asfixiante?, ¿siempre? Podría continuar sin parar cuestionándome con incredulidad al respecto. Sin embargo, al estar de viaje, relajado y con tiempo para meditar sobre temas aparentemente superficiales, me puse a pensar en cuál sería la razón de este rasgo cultural.

No era por falta de espacio. En los Países Bajos las viviendas no son tan pequeñas como sí lo pueden ser en las grandes ciudades como París o Nueva York; tienen una distribución amplia, aunque angosta por su tipo particular de arquitectura. Las casas llegan a tener varios niveles aunque sean muy estrechas en el frente. Así que no era por falta de espacio.

¿Cómo beneficiaría un refrigerador pequeño?

Si bien no encontré una explicación técnica al respecto, viviendo varios días en ese entorno me di cuenta de que el tener un refrigerador pequeño les permitía tres cosas:

  1. Comer alimentos más frescos. Al comprarse diariamente, tanto en el supermercado como en los hogares, la rotación de los alimentos es constante, lo que permite que permanezcan menos tiempo refrigerados, consecuentemente, más saludables. Todo expendio de alimentos se vuelve casi como un mercado cantonal.
  2. Menos desperdicio. No tienen opción al no tener el espacio para guardar, deben comprar lo que calculan que van a comer, no hay espacio para mucho más. Muchos de nosotros en alguna ocasión hemos botado alimento por descomposición o bien por fecha de expiración vencida, algo que nos lastima emocionalmente (pocas cosas son tan lamentables como botar comida) y económicamente son recursos que se van al basurero.
  3. Una mayor eficiencia de compra. Si bien tienes que asumir la “molestia” de ir constantemente a comprar alimentos, la eficiencia de compra es muy alta. Cada día tiene su propio alimento, el margen de lo que te faltó o excedió es mínimo, lo que justifica la existencia del pequeño refrigerador.

Ahora bien, podemos pensar que no estamos tomando en consideración algunas desventajas de esta forma de compra, como el tiempo que toma ir por los alimentos, la gasolina, los parqueos, entre otras.

Veamos. Los holandeses trabajan hasta el horario indicado, no más. Al llegar las 17 horas salen todos a sus casas, no se ve mal que no se queden trabajando más allá del horario establecido, ¡se ve mal que se queden! Esto implica que deben ser muy eficientes en su horario laboral y disfrutar con su familia el tiempo restante y por supuesto tener el tiempo para ir por los alimentos del día.

El tiempo de traslado tampoco es problema, ya que usualmente viven cerca de donde trabajan, ya sea a una distancia corta en bicicleta o un poco mayor en metro.

Si bien las distancias pueden ser grandes en kilómetros o millas, son pequeñas en función de tiempo, en su mayoría sin superar los 45 minutos de traslado por metro. Cuando este tiempo se excede, las empresas reconocen un ingreso adicional por este concepto o las personas buscan un trabajo más cercano a casa.

¿Mencioné las bicicletas? Es de resaltar que los Países Bajos son la capital mundial de este medio de transporte. ¡Hay más bicicletas que habitantes! Un par de puntos de referencia, Ámsterdam tiene cerca de 800 mil habitantes y más de 1 millón 200 mil bicicletas; los Países Bajos tienen más metros cuadrados de ciclovías que de carreteras vehiculares. Como turista, el ver la cantidad de bicicletas es en sí una atracción, siempre y cuando no estés en su camino. La prioridad de locomoción la tienen las bicicletas, peatones y vehículos, en ese orden.

¿Por qué este dato es relevante? Porque la movilización hacia los supermercados normal es por bicicleta o caminando, así que no tienes que preocuparte por costos de gasolina o parqueo, recuerda que estás comprando los alimentos para un día, no necesitas tener un amplio baúl en tu vehículo.

¿Acaso nos olvidamos a las personas mayores, embarazadas o niños? No, en las calles puedes ver niñas solas en bicicleta en altas horas de la noche, así como mujeres embarazadas y gente mayor, que seguramente el mismo ejercicio de la bicicleta les mantiene en forma.

Esta práctica cotidiana es una difícil tarea a emular para nuestras ciudades, al enfrentarnos diariamente con tráfico, inseguridad, servicio de transporte limitado, entre otros desafíos.

César Tánchez es escritor experto en finanzas personales y autor del libro “Más rápido y más lejos en sus finanzas”
www.CesarTanchez.info

ESCRITO POR: