“El objetivo es informar y educar al pueblo de Costa Rica sobre la amenaza que significa el ingreso de maíz transgénico al país, por la contaminación a cultivos tradiciones de 10 mil años”, afirmó Valverde.
Según el ambientalista, el viento favorecería la expansión del maíz transgénico y contaminaría el resto de variedades del grano que los campesinos han sembrado durante décadas, y además acarrearía problemas para la salud humana y la calidad del agua.
La empresa D&PL Semillas Ltda, de la internacional Monsanto, solicitó a la Comisión Nacional de Bioseguridad del Estado sembrar entre 1 y 2 hectáreas de maíz genéticamente modificado en la provincia de Guanacaste, como parte de una investigación sobre resistencia a plagas.
La Comisión se reunirá el próximo lunes para analizar el tema y es posible que ese día determinar si otorga o no el permiso para la siembra del maíz.
Valverde dijo que el domingo próximo esperan llegar a la sede del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), donde se ubica la Comisión Nacional de Bioseguridad, para expresar su rechazo al maíz genéticamente modificado.
Los activistas pasarán la noche en el lugar y el próximo lunes continuarán manifestándose frente a las instalaciones del MAG, donde además realizarán una exposición de las diferentes variedades de maíz que existen en Costa Rica y que a su juicio se verían afectadas si se permite la siembra de transgénicos.
“Queremos detener el ingreso del maíz transgénico porque es un asunto demasiado grave que ya se ha prohibido en otros países como Francia”, expresó Valverde, quien forma parte de la organización ambientalista Caminantes por la Vida.
A lo largo de la caminata los participantes, quienes portan pancartas en contra del maíz modificado, han realizado charlas, talleres, foros y otras actividades informativas en las diferentes comunidades que han visitado.
Según datos oficiales en la década de 1990 hubo pequeñas siembras de maíz modificado en al país para investigación, y actualmente existen plantaciones transgénicas de algodón, soya, banano y piña, solo para investigación y no para consumo humano ni comercialización dentro del país.