Pagó de contado US$1.3 millones por un apartamento de 300 metros cuadrados frente al mar en una torre que tiene una sala privada de cine, un piso con departamentos exclusivos para las mucamas y niñeras, vinoteca, cabañas con aire acondicionado en la playa, sala de masajes, gimnasio con bicicletas que incluyen televisores digitales individuales y todos los servicios de un hotel de primera categoría.
Sar Shalom es uno de los numerosos latinoamericanos que han llegado a Miami para comprar propiedades en los últimos dos años.
Las inversiones de brasileños, argentinos, venezolanos y mexicanos, entre otros, han resucitado al mercado inmobiliario del sur de la Florida, uno de los más castigados durante la crisis hipotecaria que azotó a la mayor parte del país a partir del 2008.
Se calculaba que Miami necesitaría unos 10 años para recuperarse y vender los más de 20 mil apartamentos que se habían edificado en la zona céntrica durante el auge de la construcción, entre el 2003 y el 2007. Las ventas, sin embargo, se reactivaron en la segunda mitad del 2010 y ya se han vendido cerca del 80% de los apartamentos de la zona céntrica y sus alrededores, de acuerdo con un estudio de la Dirección de Urbanización del Centro de Miami, una agencia independiente dedicada a alentar el desarrollo del área.
dinamizan mercado
“Los latinoamericanos realmente contribuyeron a sacar de la crisis el mercado de bienes raíces”, manifestó Greg Freedman, uno de los propietarios de la empresa de bienes raíces BH3 que comercializa los apartamentos de la torre Trump Hollywood, donde compró Sar Shalom.
“Casi ya no tenemos inventario disponible”, aseguró Freedman.
En Miami, el metro cuadrado estaba valuado en unos US$5 mil 350 en la época del auge del mercado de bienes raíces, en el 2006 y el 2007. Cayó a menos de la mitad, a unos US$2 mil 140 en lo peor de la crisis, en el 2009; y actualmente está en unos US$2 mil 500.
El empresario brasileño Sinval Serraira fue uno de los que se vio atraído por los bajos precios de Miami y la revaluación del real con respecto al dólar.
Serraira, compró a comienzos de noviembre un apartamento de 300 metros cuadrados frente al mar en el edificio Icon Brickell, que tiene su propio puerto para yates, cine y servicio de limpieza y lavado de ropa, entre otras comodidades.