Lo analiza el investigador Alfredo Guerra-Borges en el artículo “La Deuda Externa (siglo XX)”, incluido en el Tomo V de la Historia General de Guatemala, dirigida por el historiador Jorge Luján y publicada por la Asociación de Amigos del País y la Fundación para la Cultura y el Desarrollo.
El economista e historiador utiliza el signo ($) para referirse al dólar estadounidense que en ese entonces equivalía al quetzal, estaban a la par: 1US$ = 1Q.
Lo explica de esta manera: De acuerdo con el Contrato de 1927, la amortización del capital se haría por compras en el mercado, sin que en ningún caso Guatemala comprara ni redimiera los bonos a más de su valor a la par.
Se convino la misma garantía de los pagos de la deuda antigua, consistente en el impuesto de un dólar de Estados Unidos por cada quintal de café exportado, y se designó al Banco Central de Guatemala para la recaudación del impuesto.
El contrato estipulaba que en caso de ser insuficiente la suma acumulada al término de cada semestre, se tomarían medidas para complementarla con otro ingreso, el cual debía ser aprobado por el Consejo de tenedores de bonos; y por el contrario, si después de pagados los intereses y la amortización quedaba un saldo, éste debía aplicarse a la compra anticipada de bonos en el mercado, pues se aspiraba a retirar de circulación los bonos antiguos y los nuevos, en un plazo de 20 años.
Durante algún tiempo esto pareció posible, pues a pesar de las malas condiciones de la moneda local, el valor oro del comercio exterior había subido de un promedio de $12,000,000 durante el período 1901-1905 hasta alcanzar durante los años de las vacas gordas, 1926-1929, un promedio de más de $55,000,000. Estas condiciones favorables facilitaron que por un tiempo se pudieran pagar los intereses y las amortizaciones.
El Contrato de 1927 fue el último que se renegoció en el caso de la deuda inglesa, que no era la única pero sí la principal. Para colmo de males, muy poco después de suscrito el convenio sobrevino la crisis mundial de 1929, la cual desquició por completo la economía de Guatemala y, como inevitable secuela, también la hacienda pública.
Al 31 de diciembre de 1929, el saldo pendiente de la Deuda Inglesa al 4%, o simplemente Deuda Externa al 4% como indistintamente aparece en los registros oficiales, ascendía a la suma de 1,677,400 libras esterlinas, monto que, al tipo de cambio de 4.85, era equivalente a Q.8,086,890.
Pese a la buena disposición del gobierno de Ubico, que en materia de cancelación de la deuda pública parece haber sido muy puntilloso, el pago de las amortizaciones tuvo que suspenderse a partir de 1932.
Es de suponer que por entonces el monto de la deuda inglesa ascendía a un total de 1,490,620 libras esterlinas, por ser ésta la cifra que, en 1936, aparecía en el 64° Informe Anual del Consejo de Corporación de Tenedores de Bonos, que aparece en el cuadro 72.
La deuda permaneció inalterada en los 17 años siguientes.
Así puede inferirse del hecho de que la cantidad arriba indicada es igual a la que, al cabo de ese lapso, registraba como saldo pendiente la Secretaría de Hacienda, más la suma de 29,812 libras esterlinas, por concepto de intereses acumulados.
Expresado en moneda nacional, el saldo de la Deuda Externa al 4% ascendía a Q.6,111,542 de bonos en circulación y Q. 122,436 de intereses pendientes de pago.