Economía

Perspectivas 2020 del CIEN: El crecimiento por inercia ya no es suficiente para la economía

Según investigadores del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) el país continúa dependiendo de válvulas de escape como las remesas y la estabilidad en el precio del petróleo para continuar creciendo por “inercia”, y afirmaron que es peligroso.

David Casasola, investigador del CIEN afirmó que seguir creciendo basados sólo en inercia no va a resolver los problemas estructurales del país. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

David Casasola, investigador del CIEN afirmó que seguir creciendo basados sólo en inercia no va a resolver los problemas estructurales del país. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

El CIEN presentó su análisis de perspectivas económicas para el 2020, y algunas de las conclusiones fueron que en Guatemala ha crecido la economía, pero no el empleo, y ese sigue siendo el mayor reto.

“Esto es problemático, puesto que los sectores del país que crecen, no necesariamente provocan que el nivel del empleo crezca de igual manera. Es por ello que la brecha de empleo continúa creciendo y para un país con una población joven numerosa, como Guatemala, esto puede llegar a representar un problema grave”, afirmó David Casasola, investigador del CIEN.

Según los analistas el desafío es priorizar el desarrollo económico de Guatemala y que las políticas públicas apoyen esta meta, para que mejoren las condiciones de vida de todos los guatemaltecos, porque no es suficiente enfocarse en que un cambio de Gobierno atraerá una visión más positiva sobre el futuro.

“El seguir creciendo basados sólo en inercia no va a resolver los problemas estructurales que tenemos, como la brecha de empleo, pues los sectores que crecen no se traducen en más empleo necesariamente”, reiteró Casasola.

El investigador asociado del CIEN, Hugo Maul, comentó que si bien la situación de los mercados internacionales ha cambiado, especialmente debido a la guerra comercial entre China y Estados Unidos, no se ha aprovechado la oportunidad de estar cerca de uno de los mayores mercados mundiales (NAFTA).

“Nuestro desempeño es mediocre y tenemos un gran potencial, necesitamos un proceso de transformación productiva, una estrategia de desarrollo social, mejorar la seguridad ciudadana y lograr certeza jurídica”, enfatizó Maul.

Perspectivas económicas 2020

A continuación el análisis que elaboró el CIEN:

  • Para el 2020 el Banco de Guatemala proyecta un desempeño levemente superior al de 2019, considerando el punto medio del pronóstico establecido, la economía guatemalteca crecerá en 3.5%, diez puntos básicos por arriba de la proyección media de 2019.
  • Este desempeño se sustenta a partir del comportamiento esperado de las remesas, para las cuales se proyecta una tasa de crecimiento interanual de dos dígitos (10%).
  • Asimismo, se espera que el crédito al sector privado crezca a tasas interanuales entre el 8% y el 11%.
  • Se proyecta un crecimiento interanual en las exportaciones que oscilará entre 6% y 9% y que la inflación se ubicará dentro la meta de la política monetaria.
  • De cara a las perspectivas económicas de Guatemala, es importante tener presente que la dinámica económica a nivel internacional se encuentra en un momento de desaceleración.

Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional las economías más grandes experimentarán en 2019 y 2020 un menor desempeño económico al mostrado en 2017 y 2018.

Por ejemplo, los países de la Zona Euro crecieron 2.4% en 2017 y 1.8% en 2018, en 2019 se espera un crecimiento de 1.2% y 1.4% en 2020. Estados Unidos creció 2.2% en 2017 y 2.9% en 2018, en 2019 se espera un crecimiento de 2.4% y 2.1% en 2020.

Crecer por inercia no es suficiente

Al analizar el comportamiento histórico de las encuestas de empleo que levanta el Instituto Nacional de Estadística, se estima que cada año ingresan al mercado laboral alrededor de 200 mil personas a buscar oportunidades de trabajo, pero únicamente se generan 20 mil plazas de empleo formal.

De tal cuenta, se estima que en 2018 en Guatemala existía una brecha de empleo formal de más de 3 millones de plazas.

Una brecha que en lugar de reducirse ha ido en aumento a lo largo del tiempo, ya que, aunque la economía ha crecido no lo ha hecho generando empleo en la misma intensidad.

Este patrón de comportamiento resulta particularmente preocupante si se espera que el crecimiento económico, por sí solo, resuelva el problema de la poca capacidad de creación de empleo formal del país.

De mantenerse este comportamiento a futuro, aunque la economía creciera a tasas mayores no habría que esperar que el empleo responda de manera similar.

Históricamente, la relación entre crecimiento económico y crecimiento del empleo formal ha sido relativamente baja, un crecimiento de 1% en la tasa de crecimiento provoca que el empleo formal crezca a una tasa de 0.56%.

La capacidad de respuesta varía a lo largo del tiempo y a través de los sectores económicos, observándose que, con el paso del tiempo, los sectores productivos cuya producción compite en los mercados internacionales (bienes transables) crecen utilizando cada vez menos empleo formal; los sectores cuya producción se orienta al mercado interno (bienes no transables) son los que muestran un poco más de potencial de generación de empleo.

Tal como lo muestra la Tabla 1, abajo, la estructura productiva actual refleja la limitada capacidad de creación de empleo formal existente.

Sobre todo, el hecho que el sector de los transables ha logrado crecer durante los últimos treinta años sin demandar más empleo (el signo negativo en las casillas correspondientes indica que el empleo formal se ha reducido en dichos sectores).

Esta situación se explica por la confluencia de diversos factores (mano de obra poco calificada, elevado salario mínimo y poco predecible, infraestructura productiva de baja calidad, ineficiencia en la operación de puertos y aduanas, tipo de cambio real apreciado, entre otros) que al agregarse dan como resultado un alto costo para operar empresas intensivas en la generación de empleo.

Situación que encarece los productos que se elaboran localmente y por ende les impide participar en mercados internacionales, en donde existe una mayor cantidad de compradores, pero también, una mayor competencia.

Una ventana de oportunidad

Afrontar con éxito el desafío de la generación masiva de empleo productivo, formal y mejor remunerado requiere de una transformación productiva.

Que se oriente a promover actividades económicas intensivas en el uso de mano de obra; con capacidad de absorber grandes cantidades de trabajadores poco calificados; que permita una mejora continua de la productividad laboral; cuya producción se dirija a los mercados internacionales, y; se dediquen a la producción de bienes y servicios con creciente valor agregado.

Para ello, es importante que el próximo gobierno defina la generación de empleo como objetivo fundamental dentro de su plan de trabajo y a partir del mismo articule una política económica de manera coherente.

En dónde la política laboral, comercial, fiscal, monetaria, el aprovisionamiento de infraestructura, los esfuerzos de atracción de inversión y las políticas de educación y capacitación se orienten entorno a la reducción de costos de operación de empresas con el potencial de generar grandes cantidades de empleo.

Para ello, será necesario alcanzar consensos y romper con la inercia que nos ha llevado a conformarnos con experimentar estabilidad económica año con año.

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