El comportamiento de la inflación a escala global y local, así como el riesgo de una posible recesión sobre todo en Europa y Estados Unidos, son los temas que están en la mira de las autoridades de banca central.
Álvaro González Ricci, presidente del Banco de Guatemala (Banguat) y de la Junta Monetaria (JM), brindó las perspectivas 2023 y hace un repaso sobre el desempeño de las principales variables con las cuales se inicia el año para los agentes económicos y tomadores de decisiones. Esta es parte de la conversación con Prensa Libre:
¿Cuáles son las perspectivas económicas para 2023?
Venimos hablando de un crecimiento del 3.5% y recalcamos que puede ser mayor, dado el crecimiento en la economía y la inversión. El límite inferior es de 2.5% y 4.5% como límite superior. En el tipo de cambio, esperamos que se mantenga la estabilidad que hemos venido observando.
¿Cuál es la previsión para los sectores?
Todas las actividades van a tener crecimiento, pero las mayores son agricultura 2.2%; explotación de minas y canteras 18.5%; industria manufacturera 2.9%; suministro de electricidad y agua 4.4%; construcción 1.9%; comercio y reparación de vehículos 3.2%; transporte y almacenamiento 2.8%; actividades de alojamiento y servicio de comidas 3.9%; información y comunicaciones 3.6%; y actividades financieras y de seguros 6.5%.
Luego están las actividades inmobiliarias 3.9%; las profesionales, científicas y técnicas 3.3%; servicios administrativos, 4.5%; administración pública y defensa 3.4%; enseñanza 2.6%; actividades de atención y salud humana 4.3%; y otras actividades 3.1%. Estas son las principales y donde se verá reflejado el crecimiento promedio que estamos hablando (3.5%).
Ven alguna amenaza que pueda encender las alertas para 2023
Está el mismo tema inflacionario, no hay una certeza y se deberá tomar medidas. En lo que hemos observado alrededor del mundo que no nos compete a nosotros, Estados Unidos espera un 2023 y 2024 con retos importantes para poder llegar a una inflación de 2%, a través de la política monetaria.
Nosotros en Guatemala, podemos ser afectos a esas amenazas, pero diría, inclusive del lado positivo, porque hay que recordar que 70% de la inflación tiene un componente importado, y esa inflación en EE. UU., también se deberá ver reflejada en el país.
Además, que Guatemala cuenta con reservas monetarias internacionales históricas, lo que evidencia que se puede hacer frente a cualquier crisis. Por ejemplo, falta de liquidez en dólares, y eso se puede manejar con una política de mucho respaldo de eventualidad.
En la parte interna y en algunos indicadores, ¿qué han analizado?
Todos los motores de crecimiento interno. Ahí lo que vemos son riesgos al alza, es decir consumo, inversión y gasto de gobierno, y quizás los riesgos más importantes vienen de fuera. Es decir, de las exportaciones, remesas familiares y flujos de inversión extranjera directa.
En exportaciones esperamos una desaceleración que es congruente con ese menor crecimiento, y en 2022 crecieron 16%, que equivale a US$15 mil 800 millones; y en 2023, a pesar de que la tasa de crecimiento sería menor de 6%, las ventas al exterior sumarían US$17 mil 750 millones.
Para las importaciones, el 2022 cerraría en 22% que significa US$32 mil 460 millones, y este año crecerían 8% o US$35 mil 60 millones.
En el caso de las remesas familiares, cerraría 2022 en 18% por un monto de US$18 mil 50 millones, y en 2023 crecería menos, con una tasa de variación 7.5% pero alcanzaría US$19 mil 400 millones. De inversión extranjera directa, en un escenario conservador, esperaríamos unos US$1 mil 500 millones. Todos estos indicadores están revisados al alza y es el escenario base.
¿Es un escenario muy conservador?
Si, porque estamos previendo una desaceleración económica, aunque estos indicadores podrían ser mayores.
Está el fantasma de una posible recesión económica global
Globalmente, si existe un fantasma, que no es tan fantasma porque son temas que se han venido hablando en diferentes espacios. Por ejemplo, en Estados Unidos, siempre hay opiniones que hablan de una recesión suave, pero hay quienes dicen no habrá recesión. Hay economías que definitivamente podrían entrar a una recesión, pero es difícil predecirlo.
Habría que ver, qué seguirá pasando con la inflación en todas partes del mundo, que, para reducir la inflación, forzosamente deberá haber una desaceleración económica y eso va a depender de las bancas centrales de todo el mundo y la manera como manejen su política monetaria, equilibran su crecimiento económico y evitan entrar a un ciclo recesivo.
¿Qué han observado en los principales bloques económicos?
Tanto en Estados Unidos como en Europa, la probabilidad de recesión ha aumentado, la que calculan los diferentes expertos internacionales. Para EE. UU., la probabilidad es más o menos 65% en 2023, comparado con un usual que es del 15%; y en Europa, la probabilidad es del 80% comparado igualmente con un usual que es del 15%. Siempre habrá una probabilidad de recesión que ha aumentado recientemente y ya no hablamos de un fantasma: es un escenario de riesgo.
Si Europa es más afectada que Estados Unidos, es porque ahí ha impactado más la crisis, por la dependencia del gas natural y del petróleo de Rusia.
¿Cuál es el escenario de riesgo?
En Europa ocurrirá en el centro: Alemania, Francia e Italia; no solamente en la periferia que es España y Portugal. Para Guatemala, será indirecto; ya que primero pasa por EE. UU., y dos trimestres después viene al país, pero también afecta a otros socios comerciales, como Centroamérica.
El escenario central es de un riesgo de recesión, y la base es que no habrá recesión. Para Guatemala es poco probable.
¿Qué influencia puede haber en la economía por ser un año electoral?
Va a ser bastante bueno y se tendrá un presupuesto históricamente alto. Por ser un año electoral se va a garantizar una buena ejecución, hay bastante saldo de caja y la ventaja de eso es que se puede ejecutar desde inicio del año, sin esperar la recaudación. Ya hay muchas carreteras que se están trabajando y eso implica que habrá una oferta y demanda importante de empleo.
Pensamos que el evento electoral no va a influir en la economía y hemos construido evidencia de que no hay ningún efecto, sino, de hecho, tienen un efecto positivo en la actividad económica con un mayor gasto privado y de gobierno.
En Guatemala no se observa lo que ocurre en otros países, donde hay depreciaciones cambiarias fuertes, salidas de depósitos de los bancos por temor, ni una caída en el crecimiento económico, sino con una estabilidad en la mayoría de las variables.
En el horizonte, ¿qué podríamos observar para el 2024?
Aún es un poco especulativo, pero el escenario de mediano plazo del banco central indica que la actividad económica crecería en torno a su potencial de 3.5%, en un escenario en el cual no hay eventos que promuevan un mayor crecimiento productivo o que lo deterioren.
Ese indicador podría ser mayor, porque mucho de las políticas y de las medidas que se están adoptando ahora, crearán las condiciones económicas para un crecimiento en el futuro, y digamos que la banca central ha sido conservadora en decir que el potencial es 3.5%, pero todos los cambios estructurales que se están realizando ahora podrían generar mayor crecimiento después.
En la infraestructura, se genera actividad económica del año en que se termina, pero una vez se establece, empieza a generar una red de negocios y servicios que influyen no solo en ese año, sino en los venideros y ahí es cuando cambia el potencial de crecimiento, que es lo esperado.