Cada una tiene una responsabilidad, Gabriela Ruiz es la administradora del proyecto, Andrea Reiche se encarga del mercadeo de la marca, y la abogada, Christel Logal del emprendimiento.
Su objetivo es convertir las bolsas plásticas en productos que permitan reducir la contaminación y el consumo de nueva materia prima, pero también llevarlas a ser parte de la moda de las guatemaltecas.
Su lema es aplicar las 3R “Reducir, Reutilizar y Reciclar”.
Para aplicarlo, las jóvenes, se apoyan en Olga, tía de Andrea. Ella fabrica textiles artesanales a base de diversos productos.
Para realizar sus creaciones, las emprendedoras continúan con la tradición maya de elaborar tejidos a mano apoyando a mujeres emprendedoras guatemaltecas quienes realizan los productos con materiales reciclados, con diseños diversos y de alta calidad.
“Cuando recolectamos las bolsas plásticas las llevamos a las artesanas de Sololá para que desarrollen la tela a base de plástico, algodón e hilo teñido con productos naturales, posteriormente se traslada para Antigua Guatemala y así que realicen el proceso de confección”, dijo Andrea Reiche.
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En este proceso participan dos artesanas, un talabartero y dos costureras.
La cantidad de bolsas plásticas necesarias para la fabricación de cada bolso depende de su tamaño: una pequeña —clutch—, por ejemplo necesita 12 bolsas, una mediana —sobre— 14 y una grande —tote— 28.
Posee tres estilos y a mediano plazo pretenden crear nuevos diseños.
Los distintos colores de los bolsos se deben al color de las bolsas plásticas que se utilizan en la confección del material.
Los colores varían entre anaranjado, verde, gris, plateado, negro, blanco y transparente. Las bolsas plásticas que utilizan son de diferentes tiendas y supermercados.
Algunas de las bolsas que tienen textura jaspeada, son de las que tienen letras o figuras.
El proceso de fabricación de todos los bolsos toma aproximadamente un mes.
Reiche, recuerda que el emprendimiento fue pensado para que sus diseños fueran vendidos en el extranjero, por lo que empezaron ofreciéndolos a través de una tienda en línea; sin embargo, debido al éxito lo comenzaron a vender en el país en el mismo formato.
Las empresarias cuentan que ponerle el nombre al emprendimiento fue un reto ya que las fundadoras deseaban que el significado se apegara a su filosofía, por eso le nombraron Namash que en árabe significa “Trabajo en equipo y ayuda a la comunidad”.
- Para comprar puede visitar: https://www.facebook.com/namashstore/?fref=ts
Los precios de los bolsas oscilan entre Q200 y Q750.
“Estamos conscientes de que el precio no es barato, somos justas en el pago que le hacemos a los artesanos, pensamos que empleados felices van a crear un buen producto, ofrecemos un trabajo 100% con artesanas y de calidad”, manifiesta Gabriela Ruíz.
Para las empresarias el emprender ha sido un camino difícil pero ha valido la pena tomar esos retos y ponerlos en práctica para ver los frutos.