Se trata de la primera medida importante del Pontífice argentino para reformar la Curia Romana tras una serie de escándalos e intrigas por la gestión de las finanzas de la Santa Sede.
“La nueva Secretaría de Economía tendrá la autoridad sobre todas las actividades económicas y administrativas de la Santa Sede y de la Ciudad del Vaticano”, precisó el Vaticano en un comunicado oficial.
El órgano de vigilancia estará conformado por 15 notables, ocho cardenales u obispos y siete laicos expertos en temas económicos.
La nota precisa que los miembros deberán provenir de diferentes países con el fin de que se “refleje la universalidad” de la Iglesia, lo que es una clara indicación de que Francisco quiere evitar que se concentre la gestión y el control financiero en manos de prelados italianos, como ocurría hasta ahora.
La corrupción y el desorden imperante por décadas en la administración del Estado más pequeño del mundo han sido denunciados desde los años 1980, cuando quebró el entonces mayor banco de Italia, el banco Ambrosiano.
Instituto de obras
El Instituto de Obras para la Religión (IOR) , mejor conocido como el banco del Vaticano, era el principal accionista del Ambrosiano, que protagonizó uno de los mayores escándalos en los que ha estado involucrada la jerarquía de la Iglesia.
Los cambios adoptados por Francisco, un papa que nunca ha trabajado en la Curia, tienen como objetivo principal “mejorar el empleo de los recursos y los programas, en particular aquellos dirigidos a pobres y marginados”, indica el comunicado del Vaticano.
El Papa tomó la decisión a través de un motu proprio, documento firmado de puño y letra por el pontífice, que fue divulgado este mismo lunes por el Vaticano y publicado por L’Osservatore Romano, el diario de la Santa Sede.
La creación del Ministerio fue decidida por recomendación también de una comisión de 15 cardenales que examinó”los problemas organizativos y económicos” del Vaticano.
El IOR, que ha estado en tela de juicio por blanqueo de dinero, intrigas internas y tráfico de influencias, inclusive de carácter sexual a través de la llamada lobby gay, no desaparecerá, como pedían algunos sectores católicos.
El instituto quedará a cargo del nuevo ministerio, lo que constituye una suerte de terremoto en la gestión de las finanzas de la Iglesia. El prefecto de la Secretaría de Economía, el cardenal Pell, iniciará sus tareas “lo más pronto posible”, precisa la nota vaticana.